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La autovía entre Villena y Monforte registra ya ocho mil vehículos pesados diarios

La densidad media ha aumentado en 2.000 camiones y autobuses desde 2014 pero la ejecución del plan integral para mejorar la A-31 acumula un retraso de 13 años

La autovía de Alicante-Madrid cruza las comarcas del Alto y Medio Vinalopó y ha terminado convirtiéndose en el Corredor Mediterráneo de mercancías por carretera. ÁXEL ÁLVAREZ

La autovía de Alicante-Madrid sigue en el olvido del Gobierno central a pesar de ser la segunda más saturada de la provincia y la primera en índice de siniestralidad. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Fomento sitúan en 8.000 la media diaria de vehículos pesados que circulan por la A-31 en el tramo comprendido entre Villena y Monforte del Cid. Son 2.000 camiones y autobuses más que en 2014.

Sin embargo la ejecución de las obras de reforma y mejora en el tramo comprendido entre Alicante capital y el municipio manchego de La Roda acumulan ya un retraso de trece años y medio. Desde el Ministerio se llegó a fijar el montante de la actuación en 28.413.000 euros con el doble objetivo de ajustar el viejo trazado a la normativa de seguridad vial y contribuir, con la construcción de un tercer carril en algunos tramos, a paliar el problema de colapso que la autovía A-31 ya sufría entonces y sigue sufriendo ahora con mayor incidencia. Una merma que sigue siendo el principal factor desencadenante del elevado índice de accidentes que también se ha ido incrementando año tras año.

En densidad circulatoria a la A-31 sólo le supera la autovía del Mediterráneo, la A-7, en puntos muy concretos del trayecto que une Alicante con Murcia. Muy atrás quedan, en intensidad media diaria, la autovía del interior A-7 que acerca las provincias de Alicante y Valencia a través de Alcoy, y el ramal de la CV-80 entre Sax y Castalla.

La A-31 es una autovía de primera generación de tres décadas de antiguedad que, en muchos de sus tramos, sigue el viejo trazado de la carretera nacional, por lo que carece de buena parte de las medidas de seguridad de las que sí gozan las vías más modernas. Sin embargo, mantiene una presión altísima de vehículos pesados cuyos conductores no pueden hacer uso del tercer carril, por ejemplo en las rampas pronunciadas del Portichol de Monforte y el Reventón de Petrer, porque el Estado sigue sin aportar los fondos necesarios para su construcción.

A corto plazo la liberalización de la AP-7 -fijada para el 31 de diciembre de 2019- es la única medida que puede minimizar los efectos de la «ratonera» en la que se ha convertido la autovía de Madrid en el Alto y Medio Vinalopó.

Cabe puntualizar que la A-7 a su paso por la Vega Baja registra cerca de 10.000 vehículos pesados al día. Pero al llegar a Alicante la A-31 absorbe más de la mitad de ese tráfico rodado. Apenas 500 camiones y autobuses toman actualmente la AP-7. Una circunstancia que cuando se libere el peaje podría cambiar contribuyendo a descongestionar la A-31, la gran olvidada.

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