Tener un contrato de trabajo o una carrera universitaria ya no es garantía de futuro. El mapa de los más necesitados se ha ampliado y en la actualidad pasar penurias económicas ya no es solo cuestión de indigentes. El paisaje ha cambiado y la crisis económica ha dejado un nuevo perfil de personas pobres, una situación que ya afecta a todos los sectores poblacionales.

Alicantinos con trabajo, con hijos menores a su cargo e incluso con estudios superiores. Las condiciones que hace unos años eran un salvavidas, ahora son solo un túnel de prejuicios. Los datos son demoledores: más de 170. 000 personas de la provincia de Alicante -460.000 de la Comunidad- están en pobreza severa, es decir, ingresan menos de 355 euros mensuales por unidad de consumo.

Según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, en el año 2017 la tasa de pobreza severa en la Comunidad Valenciana fue del 9,3 %, cifra 2,4 puntos más elevada que la media nacional y la segunda más alta de todas las regiones, sólo inferior a Canarias.

La mayoría de estas personas vive en condiciones de Privación Material Severa, es decir, no puede hacer frente al menos a cuatro de los nueve conceptos de consumo básico definidos a nivel europeo entre los que se encuentran no poder irse de vacaciones al menos una semana al año, no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, no poder mantener la vivienda con una temperatura adecuada o no poder disponer de un automóvil, entre otros.

Con respecto al año anterior, en 2017 se redujo el porcentaje de personas que no pueden permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada y las que no pueden ir de vacaciones al menos una semana al año. No obstante, aumentó el número de personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, que se incrementó desde el 2,9 % al 5,1 %. También se incrementó hasta el 10,6 % el conjunto de personas que no pueden disponer de un ordenador personal.

Según este documento, en España hay más de un millón de titulados universitarios que están en riesgo de pobreza. Son 320.000 más que hace 10 años. La mayoría de los nuevos pobres no están en la puerta de una iglesia mendigando, sino que son padres de familia que no pueden atender las principales necesidades de sus hijos, trabajadores con empleos precarios y estudiantes que han acabado su carrera y no encuentran su espacio en el mercado laboral. Así lo indica Juan Carlos Llano, autor del Informe sobre El Estado de la Pobreza.

En su opinión, «siempre se ha identificado pobreza con miseria, pero en este estudio nos hemos encontrado con muchas sorpresas como que el que ochenta por ciento de los pobres son españoles y no inmigrantes y que la mayoría tiene formación superior». El experto considera que la dinámica del mercado actual y las míseras condiciones salariales agravan la situación: «El trabajo no protege contra la pobreza. La lucha contra la crisis se basó en fomentar el empleo y se creó trabajo temporal con salarios bajos y a tiempo parcial. Vemos a mucha gente trabajando que ingresa un salario que no le sirve para llegar a fin de mes».

573.000 alicantinos en riesgo

Del último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social se desprende que el 31,3 % de la población de la Comunidad Valenciana está en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que significa, en términos absolutos, más de 1,5 millones de valencianos y 573.000 alicantinos. Después de un descenso de algo más de cuatro puntos en dos años, la tasa denominada AROPE vuelve a elevarse, aunque moderadamente.

Esta tasa en la Comunidad Valenciana está 4,7 puntos porcentuales de distancia de la media del conjunto nacional y a 4,8 puntos de la que registraba en el año 2009, lo que supone un incremento del 18% en el conjunto del período. Por sexos, el incremento corresponde exclusivamente a las mujeres. Por el contrario, la tasa masculina se ha reducido cuatro décimas. En definitiva, en 2017 hubo unas 100.000 mujeres más que hombres en riesgo de pobreza y exclusión social.

Renta media

Después de cinco años de retrocesos, y de alcanzar su punto más bajo en el año 2015, la renta media por unidad de consumo comenzó en la Comunidad Valenciana un proceso de recuperación que se ha mantenido un año más. Así, en estos dos últimos años la renta media se incrementó en 1.060 euros, lo que supone un crecimiento del 8 %.

Del estudio de pobreza también se extraen los datos sobre la población con ingresos más bajos. Las personas que forman parte del decil 1, cuyos ingresos anuales son inferiores a 5.546 euros, aumentaron hasta el 13,9 % y, en el caso del decil 2, cuyos ingresos están entre la cifra anterior y los 8.143 euros, hasta el 10,4 %, con un incremento del 15,6 %.

Las pensiones siguen a la baja

Otro de los datos más significativos es el relacionado con las pensiones. En la Comunidad Valenciana,unas 317.000 personas reciben una pensión cuyo importe es inferior al mínimo considerado para no ser pobre. Debe destacarse también que algo más de 170.000 pensiones se encuentran en el tramo inmediatamente superior al límite del umbral de pobreza, es decir, su importe mensual está entre 609 y 650 euros : «En otras palabras, otro 17 % de pensionistas está en una posición de vulnerabilidad límite y a punto de caer en la pobreza», tal y como se indica en el estudio.

Arquitecto en paro

Joaquín es un arquitecto alicantino que está en paro desde hace cinco años. Tiene un hijo de ocho meses y sobrevive gracias a los subsidios y a la escasa ayuda económica de sus padres. Sólo pide una oportunidad para demostrar su valía profesional: «Pese a lo mucho que he estudiado toda mi vida, lo paso verdaderamente mal cada mes para salir adelante. Nunca pensé que yo iba a vivir una etapa tan complicada y con tanto sufrimiento».

Joaquín es solo un ejemplo de esa pobreza alfabetizada que se enfrenta a un escenario económico inestable cargado de fragilidad.