Años de teorías, créditos y exámenes para obtener una carrera universitaria. Son médicos, ingenieros, arquitectos o enfermeros que han conseguido con esfuerzo una titulación, cuyo objetivo en ningún caso es servir para adornar la pared del salón, y que, sin embargo, en muchas ocasiones se dan de bruces con la triste realidad al intentar acceder al mercado laboral. La falta de salidas profesionales ha llevado a más de 3.000 titulados universitarios a estudiar ciclos de Formación Profesional en la provincia de Alicante con el fin de ampliar currículo y sobre todo adquirir más conocimientos prácticos que les abran el abanico de posibilidades a la hora de conseguir trabajo inmediato.

El total de alumnos que en la actualidad está cursando ciclos de formación es de 33.180, de los que al menos un 10% tiene carrera universitaria, según la Conselleria de Educación. No obstante, numerosos centros e institutos especializados en FP han asegurado a este medio que el porcentaje llega a superar el 20%.

El perfil de los estudiantes de esta modalidad ha variado mucho en los últimos años. Los directores y responsables de los institutos y academias han comprobado que existe una heterogeneidad de perfiles y que las edades van desde los 16 años hasta los 50, lo que pone en evidencia que estudiar ya no tiene edad. Según los expertos, este hecho ya no supone un problema ya que las empresas suelen valorar positivamente la experiencia y responsabilidad que aporta la edad.

Conscientes de que la parte práctica se ha convertido en una condición sine qua non para entrar al mercado laboral, los centros especializados de la provincia tienen a cerca de un 50% del alumnado haciendo prácticas en empresas, lo que les aproxima al trabajo real y, por lo tanto, aumenta sus posibilidades de inserción.

Según el Informe del Mercado de Trabajo que se publica anualmente desde el Servicio Público de Empleo, los trabajadores que están en posesión de titulaciones en estudios de FP son especialmente valorados en el ámbito de las empresas y se encuentran entre los que tienen mejores posibilidades de inserción en el mercado de trabajo. Además, las previsiones se orientan en el sentido de que serán las titulaciones más demandadas los próximos años, siendo cada vez más el interés hacia estos estudios.

En la provincia de Alicante, hay un total de 137 centros especializados, de los que 118 son públicos y 19 concertados. En la Comunidad Valenciana hay 400 con 166 ciclos diferentes, de 26 familias profesionales, y con un total de 1.600 grupos.

Según ha informado Marina Sánchez, directora general de Educación, un 46% de los universitarios encuentra trabajo al terminar la carrera mientras que un 30% no lo consigue en los siguientes cuatro años. Por su parte, la mayoría de ciclos formativos presentan un porcentaje de inserción laboral superior al 70%. En los industriales, en el sector cerámico, el conformado de plásticos por moldeo, sector textil y calzado «el paro es prácticamente cero», ha dicho Sánchez, quien ha admitido, sin embargo, que la masa de alumnado es muy baja: «Tenemos un sector muy potente pero no estamos dando respuesta al tejido productivo porque no son ciclos atractivos, por eso trabajamos en la orientación laboral». La directora general ha recordado que la Conselleria de Educación ha firmado multitud de convenios con ayuntamientos, hospitales y centros de investigación para adecuar la oferta formativa y dar respuesta al problema existente por la necesidad de espacios externos, maquinaria y grandes superficies. Uno de los objetivos de la conselleria es ofrecer química industrial y planta química a partir del próximo curso. «El sector profesional lo está demandando y hasta ahora no existía esta posibilidad en la Comunidad», ha reconocido Marina Sánchez.

Por su parte, el director del IES Cavanilles, Rafa Herrero, ha asegurado que en todos los niveles de FP del instituto, que alberga unos 800 alumnos, el grado de inserción es muy alto y que incluso «hay más demanda por parte de las empresas que número de titulados podemos ofertar», sobre todo en mecanizado, electromecánica, mecatrónica industrial y automatización o robótica industrial. Herrero ha indicado que muchos universitarios pretenden reformar conocimientos y aprender destrezas manuales «porque ven que lo que estudian sirve para algo».

Luis Rodríguez, secretario general de Fempa, también ha indicado que más de un 20% de los alumnos tienen carrera universitaria «como aplicación práctica de los conocimientos y especialización».

Alfredo Fuentes, jefe de estudios de Canastell, con 1.800 alumnos, también coincide en admitir que numerosas empresas piden alumnos de FP para hacer prácticas e incluso contratarlos y que recibe a menudo ofertas para buscar personas especializadas en mantenimiento electromecánico, restauración, climatización o auxiliares de enfermería.

Un médico terminando un ciclo superior de administración o un ingeniero de caminos estudiando diseño de aplicaciones multiplataforma. Son casos reales de universitarios que quieren ganar opciones con el objetivo de que la FP sea su tabla de salvación.