Dos millones de kilos de alimentos procedentes de la Unión Europea se repartirán en las próximas semanas a familias vulnerables de toda la provincia a través de Cruz Roja y el Banco de Alimentos. Y pese a que la crisis parece que empieza a difuminarse, 64.000 personas en la provincia de Alicante siguen dependiendo para poder subsistir de esta ayuda en forma de alimentos de primera necesidad, como leche, aceite o arroz. De ellas, unas 14.000 son menores de edad y unos 3.500 niños menores de tres años o lactantes.
En este sentido, la cifra de beneficiarios se mantiene estable, después de que hace unos años descendiera su número, por la recuperación económica y por los mayores controles de la Administración para que las familias acrediten su situación de pobreza para recibir alimentos y no hubiera duplicidades entre entidades benéficas.
Pese a que las cifras no han aflojado en el último año, el director del Banco de Alimentos, Juan Vicente Peral, se muestra optimista y cree que las situaciones de pobreza severa comienzan a remitir. «Lo notamos porque tras distribuir la comida, nos llegan excedentes de los productos de muy primera necesidad, como arroz o legumbres que tenemos que volver a distribuir entre otras asociaciones con más necesidades».
En este sentido, cree Peral, «la gente ya tiene garantizado cierto sustento básico y pide alimentos más diferenciados, como leche, fruta, verdura, carne o pescado». Aunque los alimentos que llegan a través de la Unión Europea son no perecederos y de primera necesidad, el Banco de Alimentos recibe también excedentes agrarios y otros productos frescos que aportan las grandes cadenas de alimentación «y que enviamos a comedores sociales de la provincia».
Esta entidad canaliza el cien por cien de la comida que le llega a través de casi 200 entidades benéficas repartidas por todas las comarcas, entre ellas las Cáritas parroquiales. Por contra, Cruz Roja hace entrega directa de los alimentos a las familias a través de sus distintas asambleas comarcales. En este sentido, destacan desde la ONG, «el papel del voluntariado que hace posible este proyecto es fundamental en el almacenaje, control, reparto y atención a las personas que se benefician de estos alimentos». En la provincia de Alicante más de 170 personas colaboran en el desempeño de esta labor social.
Este programa está cofinanciado en un 85% por el Fondo de Ayuda Europea para las Personas más Desfavorecidas (FEAD) y en un 15% por el presupuesto nacional. Los alimentos que acaban de llegar son la segunda de las tres fases que se hay a lo largo del año. También la más cuantiosa, puesto que en esta remesa que se reparte el 40% de la ayuda anual. Estos dos millones de kilos de alimentos se distribuirán a lo largo de los próximos meses y en febrero entrará la última fase del año 2017.
La cesta de alimentos
Los 15 productos que se reparten son de carácter básico, poco perecederos, de fácil transporte y almacenamiento, como recuerdan desde Cruz Roja. La «cesta de alimentos» incluye arroz blanco, alubias cocidas, leche UHT, atún en conserva, pasta alimenticia, tomate frito, galletas, judías verdes en conserva, fruta en conserva en almíbar ligero, cacao soluble, tarritos infantiles de fruta y de pollo, cereales infantiles, leche de continuación en polvo, aceite de oliva. Se trata, añaden desde la entidad benéfica, de alimentos especialmente nutritivos, «que van a contribuir a satisfacer las necesidades de personas adultas y, de manera especial, de los menores». Esta cesta ha sido elaborada con la colaboración de la Federación de Bancos de Alimentos, Cruz Roja y de expertos en nutrición de los Ministerios.
Visita oficial
La subdelegada de Gobierno en Alicante, Araceli Poblador, visitó ayer el Banco de Alimentos, situado en las instalaciones de Mercalicante.
La subdelegada del Gobierno destacó el esfuerzo inversor en alimentos. Igualmente señaló que «el programa se completará con una tercera fase en febrero de 2019 con un reparto total de 91.662.762 kilos de alimentos en el territorio nacional». Araceli Poblador agradeció a las entidades y personas voluntarias, su dedicación y entrega, haciendo posible la atención más básica a las personas más vulnerables.
