Cientos de personas han dado esta mañana el último adiós a África Elena Moreno, la mujer de 58 años que falleció el miércoles tras ser apuñalada por un vecino de su madre. El funeral ha tenido lugar a las 12.00 horas en el tanatorio de la Siempreviva hasta donde se han acercado multitud de familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos.

África, que trabajaba como administrativa en el Hospital General de Alicante donde ayer sus compañeros guardaron un minuto de silencio, fue apuñalada hasta en 40 ocasiones por un vecino de la urbanización en la que reside su madre, de 92 años. La víctima no vivía en el inmueble pero había acudido a recoger a su madre para celebrar su cumpleaños. Cuando ambas salieron del ascensor y sin mediar palabra el ahora arrestado comenzó a atacar con una navaja a la hija de su vecina. Los gritos alertaron a otros vecinos y el 112 recibió una llamada de emergencia que fue atendida de inmediato por patrullas de la Policía Nacional y Policía Local y una ambulancia del SAMU.

Los sanitarios del SAMU realizaron allí mismo la primera asistencia y después trasladaron a la herida al Hospital General de Alicante. Se encontraba en parada cardiorrespiratoria y los médicos no pudieron hacer nada por mantenerla con vida. Murió en el centro hospitalario, precisamente el mismo lugar donde trabajaba y donde ayer era recordada por sus compañeros.

Mientras, los agentes desplazados hasta el lugar procedieron a la detención del presunto homicida, que debe padecer algún trastorno mental que tratan de aclarar los investigadores, y de su padre.

Un vecindario atemorizado

El agresor, de 41 años y al que decía que le molestaban los ruidos que hacía la madre de la víctima, ya había sido detenido en 2008 por inmovilizar a otro vecino mientras su padre le apuñalaba en el cuello tras discutir por una plaza de aparcamiento. El padre del presunto homicida, de 75 años, también fue detenido tras la agresión por amenazar a la madre de la víctima.

Los residentes de la urbanización donde ocurrieron los hechos aseguran que viven atemorizados y que lo sucedido el miércoles "se veía venir". Tras la impresión de las primeras horas, comienzan a valorar lo sucedido, para muchos un suceso nada sorprendente. «Este chico era un chulo y un delincuente. No saludaba y además te miraba mal cuanto te cruzabas con él. Parecía que el mundo era suyo y tenía amenazados a todos los vecinos de su escalera», explica una propietaria.