Con lágrimas en los ojos y aún sin poderse creer lo ocurrido, cerca de 200 trabajadores del Hospital General de Alicante guardaron ayer un minuto de silencio en memoria de África Elena Moreno, de 58 años, que falleció en la tarde del miércoles a consecuencia de las 40 puñaladas que le propinó un vecino de su madre en una urbanización de la Gran Vía. África trabajaba como administrativa de quirófanos en el centro hospitalario. Aunque era auxiliar de enfermería de formación había solicitado una mejora de empleo, por lo que desde hace unos años desarrollaba tareas de administrativo.

«Era una luchadora y muy buena gente. Estamos consternados», comentaban algunos de sus compañeros de quirófano tratando aún de asimilar la noticia. Otras trabajadoras, como Reme y Loli, no podían ocultar las lágrimas cuando pensaban en lo que había ocurrido. «Sabíamos que tenía problemas con un vecino de su madre y que éste llegó a agredir a su marido, por lo que fueron a juicio, pero pensábamos que ya estaba todo más tranquilo». Las compañeras de la fallecida, que siempre desayunaban con ella, la recuerdan como «una mujer muy especial, toda una líder, a la que siempre le gustaba hacer grupos de amigas para ir a desayunar, a gimnasia...».

Su marido, prejubilado, acudía todos los días a desayunar con ella y una de sus hijas trabaja esporádicamente en el servicio de limpieza del hospital.

En ausencia del gerente del centro sanitario, que se encontraba de viaje, encabezando el minuto de silencio estaba Luis Mena, director médico del hospital, quien destacó que África «era muy organizada y trabajadora, además de buena gente». El suceso ha causado un gran impacto en la plantilla del centro, donde África fue trasladada aún con vida y donde falleció pese a los intentos por reanimarla. «En Urgencias estaba todo el mundo llorando porque todos la reconocieron», recuerda uno de los trabajadores. La fallecida era además afiliada de UGT.

El sentimiento que más se repetía ayer entre los empleados del Hospital General era la impotencia al pensar que en cierto modo el crimen se podía haber evitado. «El hombre que la apuñaló había tenido muchos problemas con otros vecinos y no era la primera vez que agredía a alguien, ¿cómo es posible que no se hubiera actuado antes contra él?», se repetía una trabajadora.