El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, no dejó pasar la ocasión, como viene dejando caer en otros actos, de mostrar su deseo de continuar al frente de la Alcaldía en el próximo mandato lo que pasa, primero, por ser el candidato de su partido, el PP, antes de presentarse, de nuevo, a las elecciones. En el acto de la Policía Local, ante agentes y gran parte de la Corporación Municipal, Bascuñana señaló que «mi voluntad es poder continuar como alcalde esta próxima legislatura, aunque la decisión no depende solo de mí, sino del sentir de la mayoría de oriolanos».

El regidor del PP parece olvidar que la dirección regional de su partido anunció en junio que no será él quien repita como candidato. Su relevo está decidido por la cúpula de su partido en València, y así lo han reiterado sus dirigentes desde que este diario adelantara que el PPCV había decidido su relevo como candidato a la alcaldía por el PP en las elecciones municipales de 2019.

El escándalo de los dos episodios de espionaje que salpicaron al regidor oriolano: el de los mensajes por teléfono móvil con conversaciones del presidente local del PP, Dámaso Aparicio (archivado por su partido); y el de una asesora de Alcaldía a la que apuntan la socialista Carolina Gracia y la popular Begoña Cuartero (se ha creado una comisión para su investigación); y el informe de Sanidad que señala que no consta que acudiera a su puesto de trabajo como asesor de la Conselleria durante 4 años, han sido motivos suficientes para que la dirección regional, con Isabel Bonig a la cabeza y con la oriolana Eva Ortiz como número 2, decidiera que la carrera política de Bascuñana (al menos en el PP) se extinga el próximo mes de mayo. Dámaso Aparicio, con quien está enfrentado políticamente, acudió ayer al acto de la Policía y escuchó con asombro las palabras que dirigió el regidor, y que no han sentado nada bien en su partido.