En los cinco años que dura ya esta travesía del Hércules por el desierto de la Segunda B, su sufridores aficionados han visto decenas de partidos con guión idéntico al de ayer en el Rico Pérez. Error puntual que se paga con gol, monólogo blanquiazul sin premio, multitud de ocasiones y desquicie general de los jugadores ante una muralla bien puesta. Podía durar el choque 200 minutos que el Hércules no hubiera marcado ayer, ya que desde el inicio quedó claro que no era el día. Con 9.000 almas en la grada (muchas de ellas llegaron tarde por las inexplicables colas en las taquillas), el Teruel golpeó a los cuatro minutos con un gran gol y ahí comenzaron todos los males, a los que se añadió la primera lesión muscular de Chechu Flores de la temporada.
Si en esto del fútbol la referencia se toma a partir de las ocasiones, el Hércules mereció ganar sin apuros a un muy meritorio Teruel, que siempre quiso sacar el balón jugado y cuenta con jugadores interesantes como el delantero colombiano Becerra, de 20 años, cedido por el Watford.
El Hércules de Planagumà las tuvo de todos los colores, pero a veces se estrelló con el portero, el larguero o los rivales sacaban el balón en la línea incomprensiblemente. El martillo pilón siguió golpeando hasta que en el 77' el cuadro turolense firmó el 0-2 y mató el partido al abrirse la barrera en una falta.
Pero todo comenzó a torcerse desde el pitido inicial. Planagumà advirtió en la previa que el Teruel se gustaba con el balón, pero nadie esperaba un equipo tan osado, con personalidad y buen criterio. Con un pivote como el camerunés Bikoro con mucha presencia, el cuadro turolense manejó el balón a su antojo en los primeros minutos y encontró el premio muy pronto, en el 4'. Un centro desde la izquierda fue rematado de manera precisa por el «9» Becerra, que se adelantó a Samuel y con un sutil remate envió el balón al palo contrario.
El Hércules quedó grogui durante unos minutos y no lograba superar líneas. La verticalidad que tanto busca Planagumà no aparecía por ningún lado porque los blanquiazules no robaban el balón y, por consiguiente, no podían salir a la contra. La primera aproximación con cierto peligro fue un zurdazo de Chechu Flores desde fuera del área bien repelido por el portero Valera. 10 minutos después el capitán pidió el cambio por una lesión muscular que probablemente le aleje varias semanas de la competición.
La entrada de Juli revitalizó el ataque y el Hércules aumentó el ritmo para poner cerco sobre la meta del Teruel. En el 35', el meta sacó con el pie un remate al primer toque de Pol Roigé a pase de Juanjo Nieto, de nuevo desatado y llamando a las puertas del fútbol profesional. En el 38', el lateral Crespo evitó sobre la línea un gol cantado tras el remate de Adrián de cabeza en un saque de esquina botado por Juli. El conjunto blanquiazul tenía literalmente encerrado a su oponente y, en el 44', Juanjo Nieto lo hizo todo para marcar, pero el central Cabetas volvió a despejar desde la línea, con el portero ya batido.
No logró el Hércules el objetivo de igualar la contienda antes del descanso y continuó percutiendo en la segunda parte, pero con el punto de mira desviado. El devenir del choque pudo cambiar en el 52' con una extraordinaria internada de Pol Roigé a pase de Juli. El extremo «rompió» a su marcador y definió con un zurdazo que desbarató Valera de manera milagrosa.
Planagumà varió el dibujo en el 61' al fijar dos referencias arriba y prescindir de Fran Miranda como «stopper». El recién ingresado Carlos Fernández mandó el balón al larguero en el 69' y los más viejos del lugar rumiaban que esta película ya la habían visto demasiadas veces y el final no era feliz. Aún así, la grada estaba encendida porque veía a un Teruel sin balón y que definitivamente se lo jugó todo a la defensa. La crueldad del guión fue tal para los blanquiazules que el rival mató el partido en el 77' con una falta directa afortunada, ya que la barrera se abrió, el balón rechazó en un jugador y despistó a Falcón. Ver para creer.
El choque murió ahí porque el Hércules ya no tenía fuerzas, ni ideas, ni moral. Aún así, Juli dispuso de una ocasión muy clara que remató a las manos del portero tras una penetración sensacional de Juanjo Nieto, que acabó desesperado y fundido.
El primer traspié de la temporada era cuestión de tiempo pero llegó sin merecimiento. El Hércules sigue en lo más alto y espera el campo infame del Cornellà.
