Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El debate más difícil del tripartito

El equipo de gobierno afronta el último examen del estado de la ciudad antes de las elecciones con muchos retos por resolver

Foto de familia del equipo de gobierno de PSOE, Compromís y Partido de elche Antonio Amorós

A menos de ocho meses para las elecciones, el equipo de gobierno afronta el que será el último de los debates del estado de la ciudad como tripartito. Quizás también el más difícil porque tendrá que convencer, a las puertas de los comicios de mayo, de la gestión realizada en estos tres años. Todo un examen para los responsables del Ayuntamiento en el que deberán rendir cuentas en el centro social Francesc Cantó, de Carrús, no solo a una oposición más crítica que nunca -y sumergida ya en plena campaña electoral- sino también a los representantes de colectivos y asociaciones de gran peso en la ciudad, ávidos de inversiones, de proyectos y a la espera de ver resueltos asuntos enquistados.

El plan para reactivar el centro, el Mercado Central, el hotel de Arenales, la llegada del AVE, la construcción del instituto número 11, la ampliación del colegio La Paz, la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, la finalización de la Ronda Sur... son algunas de las piedras en el camino (varias dependen directamente del equipo de gobierno y otras están en manos del Gobierno o de la Generalitat), que todavía siguen empañando el mandato. Todo ello a pesar de que en cada inicio de curso tanto PSOE como Compromís han «vendido» la necesidad de resolver estos asuntos, junto a un Partido de Elche que cada vez se desmarca más de sus socios.

Si el pasado año, la primera jornada ya se le atragantó al equipo de gobierno, por los reproches unánimes de los portavoces de las pedanías, que arremetieron contra el tripartito por la falta de inversiones y de mantenimiento, esta nueva convocatoria no se espera menos agitada. Primero, porque las partidas rurales aprovecharán el momento para exigir más a los responsables locales, sabiendo que con las elecciones a la vuelta de la esquina sus reclamos pueden tener más cabida. Segundo, porque las críticas les continúan lloviendo desde algunos puntos del Camp d'Elx. Sin ir más lejos, todas las asociaciones de Torrrellano plantaron al tripartito hace unos días en una junta vecinal por la falta de inversiones y Arenales continúa con pancartas colgadas en sus balcones, precisamente para reivindicar lo mismo. En el Altet, el descontento de algunos sectores ha ido a más hasta crearse un movimiento secesionista y en La Marina hay una plataforma revuelta contra el Ayuntamiento por apoyar el Plan de Acción Territorial del Consell (Pativel).

Tampoco se lo pondrá fácil una oposición que ya funciona en clave electoral y denuncia casi a diario las debilidades del tripartito y las carencias de la ciudad; sobre todo, en la limpieza y el mantenimiento de los espacios públicos, que es lo que más calado tiene entre los vecinos. En el debate del pasado año se sacaron el clásico de la «inactividad» o del «bloqueo en la gestión» para cargar contra el Gobierno local y tanto PP, Cs, como Ilicitanos por Elche le sacaron los colores a los responsables locales por la cantidad de proyectos vendidos que siguen sin ver la luz.

La cita no se le antoja cómóda ni sencilla para el PSOE, Compromís y el Partido de Elche. Formaciones que son conscientes de ello, desde que impulsaron un debate del estado de la ciudad, desaparecido en el anterior mandato, con el que dar voz a los vecinos. El incremento de las ayudas sociales, la reducción de la deuda, el impulso del campus tecnológico, la licitación del nuevo servicio de limpieza y de recogida de basura y el rescate de la gestión del autobús a las pedanías serán algunas de las bazas con las que a buen seguro jugará el tripartito para defender su gestión y superar el trago. El último y quizá el más difícil.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats