Fueron consideradas como servicio esencial en el estado de alarma sin contar con que, en la práctica, apenas iban a tener clientes. Ahora, una vez iniciada la desescalada y con toda la provincia ya en la fase 1, empiezan a ver la luz con la apertura de los primeros establecimientos de hostelería. Sin embargo, las recomendaciones de algunas instituciones sobre el uso exclusivo de manteles y servilletas desechables podría acabar por ser la puntilla para el sector. La Asociación Provincial de Empresarios de Lavanderías y Tintorerías (Apetla), que aglutina a más de 80 empresas de toda la provincia, ha defendido que bares y restaurantes puedan utilizar mantelerías de tela y no exclusivamente de papel en el inicio de la desescalada por el covid-19, asegurando que el lavado profesional de este tipo de ropa «garantiza la desinfección y la eliminación del SARS-Cov-2».
El presidente de esta asociación, Braulio Castro, mantiene que todas las empresas de lavandería y tintorería que forman parte de Apetla siguen parámetros como el lavado a máquina a una temperatura entre los 75 y 90 grados; el secado en secadora a una temperatura entre los 75 y 90 grados; o el planchado a vapor con calandra a temperatura que oscila entre los 125 y 150 grados; además del uso de detergentes clorados que cada lavandería utiliza. «Con todo esto, el virus está más que eliminado», agregan José Martínez o Ana Fernández, que gestionan sendas tintorerías en Altea y Benidorm.
«Desde que comenzó la crisis por el coronavirus, la mayoría de nosotros cerramos porque no trabajábamos nada. Dos meses parados. Encima se han perdido todos los eventos de la primavera con los que habitualmente tenemos mucha faena: bodas, comuniones, Semana Santa, fiestas,...», explican desde el sector. «Si encima no hay turismo, los hoteles están cerrados y el poco movimiento de bares y restaurantes tampoco podemos aprovecharlo porque no nos traen mantelerías, ¿cómo quiere el Gobierno que sobrevivamos? Ahora sobrevivimos de mantas y edredones, pero así no nos podemos mantener mucho tiempo», alertan. Por eso, defienden poder seguir teniendo presencia como un servicio para la hostelería: «Si el restaurante cambia de mantel y servilletas con cada cliente, los de tela son igual de seguros frente al covid-19 que los de papel y, además, contribuyen a la economía circular y evitan que se generen tantos residuos».
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