Cuando a punto están de cumplirse dos años desde que María del Carmen Martínez, viuda de expresidente de la CAM Vicente Sala, fue asesinada de dos disparos en la cabeza en el lavadero de un negocio de automoción propiedad de la familia, el magistrado que investiga el crimen dio ayer por finalizada la instrucción del caso sin que haya aparecido el arma ni ninguna prueba directa que incrimine a Miguel López, yerno de la víctima y único sospechoso de su muerte.

Existe, eso sí, una concatenación de indicios, buena parte de los que llevaron a la detención de López dos meses después del asesinato y a mantenerle en prisión durante 39 días. En ellos se apoyará el teniente fiscal José Llor y al menos la acusación particular que en nombre del hijo mayor de la fallecida ejerce el abogado Francisco Ruiz Marco, para instar la apertura del juicio oral en el que un jurado popular sería el encargado de determinar la inocencia o culpabilidad del sospechoso.

Cinco días de plazo les ha dado el juez para que se pronuncien. Después hará lo propio con la defensa. Una vez tenga todos los escritos en su poder, el magistrado celebrará una vista tras la que decidirá si abre el juicio o, como reclamará la defensa de López, el letrado Javier Sánchez-Vera, acuerda el sobreseimiento de las actuaciones por falta de elementos que incriminen a su cliente.

En cualquier caso, con la providencia dictada ayer, el magistrado José Luis de la Fuente pone fin a unas pesquisas que han llevado de cabeza al Grupo de Delincuencia Violenta de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Alicante que dirige Alfonso Cid.

La única diligencia que quedaba pendiente, la que esperaba el instructor para dar por finalizada la investigación, fue entregada en el juzgado por la Policía anteayer. Se trata del análisis del material encontrado en los dispositivos móviles del sospechoso a los que se ha tenido que acceder a través de una herramienta utilizada por el FBI y adquirida por el Ministerio de Interior después de que la defensa de López se negara en sede judicial a facilitar las claves de acceso.

«Sentimiento de odio»

A tenor de la información extraída del Iphone del sospechoso, a los investigadores les llama la atención que tras el crimen, que se cometió el 9 de diciembre de 2016, «salvo los mensajes de condolencias por parte de algunos de los contactos del usuario de la línea móvil (en alusión a Miguel López) no aparece referencia alguna al crimen en ninguna de las conversaciones, chats... con su pareja (la hija menor de la víctima) ni familiares cercanos, cosa del todo incoherente con el hecho de haber sido asesinado un familiar cercano», destaca el informe.

Lo que sí se desprende de las comunicaciones «de forma clara y terminante es el lucha interna de poder en el seno de la familia Sala y el sentimiento de odio que crece entre el matrimonio de Miguel López y Fuensanta Sala hacia la madre de esta última, llegando incluso a desprenderse de las conversaciones que estaban espiando a María del Carmen y a su hijo Vicente Sala», precisa.

Los investigadores destacan que «el conocimiento de la situación previa y especialmente posterior al crimen es limitado puesto que para comunicarse, además de la aplicación de WhatsApp, también utilizan otra aplicación más segura, Telegram, cuyo contenido no aparece». Y reseñan en el informe entregado en el juzgado que de la información analizada «se desprende que se utilizaban otros teléfonos y que mantenían cautelas a la hora de comunicarse», en referencia al sospechoso y su entorno más próximo.

Entre los chats que se aportan aparecen varios en los que «las tres hijas de las fallecidas promueven que los nietos rompan el contacto con la abuela» y en los que «se habla de los hijos pero principalmente (...) a partir de abril de 2016 se ve cómo las discrepancias entre las dos partes de la familia crecen y comienza a hablarse de separación».