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Debate sobre el Estado de la Ciudad

Barcala presume de la gestión de su gobierno frente a una izquierda que le acusa de «vivir de las rentas»

El alcalde tiende la mano a todos para negociar los presupuestos municipales de 2019, año electoral

El Debate sobre el Estado de la Ciudad, el tercero y previsiblemente el último de este mandato que finaliza en mayo de 2019, discurrió ayer dentro de lo previsto. Sin palabras fuera del guión ni propuestas o exigencias lejos de lo habitual. El alcalde de Alicante, Luis Barcala, tomó la palabra en el arranque del pleno para criticar la gestión de sus antecesores (la izquierda: primero con el tripartito y después con el PSOE en solitario), deslizar algún guiño a Cs -socio preferente en su etapa como alcalde- y para presumir de su gestión en este medio año de gobierno municipal del PP.

En su primer discurso del día (el segundo lo dedicó a hablar de futuro, a sentar las bases del programa electoral del PP para las próximas elecciones municipales), Barcala enumeró los proyectos (que posteriormente la portavoz del gobierno cifró en 25 millones de euros) llevados a cabo desde que el pasado mes de abril accedió al gobierno tras la dimisión del socialista Gabriel Echávarri (pendiente de dos juicio por supuesta prevaricación administrativa) y gracias al voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte, ex de Guanyar.

Debate del Estado de la Ciudad en el Ayuntamiento de Alicante

Debate del Estado de la Ciudad en el Ayuntamiento de Alicante

Barcala presumió del trabajo hecho, asegurando que desde el cambio de color en el gobierno se «palpa ilusión» en una ciudad que, a su juicio, «está mejor» que durante los tres años de mandato de la izquierda. Los exsocios del tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) siguieron las palabras de Barcala entre risas y con evidentes gestos de desaprobación, para posteriormente, ya con el micrófono encendido, reivindicar que las iniciativas enumeradas por el alcalde (como la carretera de Urbanova, la lucha contra el botellón en la calle o el plan en partidas rurales, entre otras) eran herencia de la gestión de la izquierda. Tanto PSOE y Guanyar como Compromís coincidieron en su crítica a Barcala, hablando de que «vive de las rentas». Eso sí, el más duro en su respuesta fue el portavoz municipal de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, que acusó al regidor popular de liderar un gobierno «ilegítimo y fraudulento», además de ser «mentiroso y demagogo» por, entre otras cuestiones, apropiarse del trabajo de los exsocios de un tripartito que ayer no se mostró especialmente beligerante de puertas adentro. Solo Pavón dirigió también sus dardos contra los socialistas, frente a un PSOE y un Compromís que prefirieron apuntar hacia la bancada de enfrente.

Juntos estuvieron en el objetivo de mantener la «sombra de la sospecha» sobre la llegada del PP a la Alcaldía de Alicante hace hoy seis meses, apuntando de nuevo las miradas hacia la tránsfuga Belmonte, a quien sus excompañeros de gobierno le volvieron a pedir que entregue el acta para recomponer un gobierno plural en Alicante. La petición cayó de nuevo en saco roto para una Belmonte crítica como habitúa con el tripartito, pero también con el PP, a los que acusó de «falta de diálogo». El portavoz de Compromís, Natxo Bellido, culpó al PP de Barcala de hacer «trampas» por norma para acceder al poder: «Llegan dopados [por la financiación ilegal] o con la complicidad de los tránsfugas».

Desde Ciudadanos, su portavoz Yaneth Giraldo habló de «legislatura fallida», al igual que hizo previamente el tránsfuga Fernando Sepulcre (exnaranja), y comparó la gestión de tres años del tripartito y los seis meses del gobierno de Barcala. Para Giraldo, la diferencia entre unos y otros, entre la izquierda y la derecha en este mandato en el Ayuntamiento de Alicante, es la capacidad del PP para vender su labor: «La diferencia es la campaña de marketing del PP». La concejala de Cs se refería, principalmente, a los vídeos sobre limpieza que los populares distribuyen en redes sociales. Y es que para la formación naranja la limpieza sigue siendo el talón de Aquiles del gobierno local.

Pero ayer no solo se valoró la gestión pasada de unos y otros, sino que también se centró el discurso en el próximo 2019. Y todo porque el PP, pese a tratarse de año electoral, pretende sacar adelante los presupuestos municipales. El alcalde, Luis Barcala, tendió la mano ayer a todos para negociar el apoyo a unas cuentas que quiere someter a la votación del pleno antes de que acabe este año, descartando por tanto la propuesta de Cs de que se sienten alrededor de las manos sólo las fuerzas «centristas», en alusión además a PSOE y PP. Barcala pretende hablar con todos, incluidos los concejales tránsfugas que le permitieron esta semana, con Cs, rebajar un 5% lineal el IBI. Eso sí, Sepulcre (ex de Cs), socio del PP en la Diputación, que permitió aprobar las cuentas de este año al PSOE en el Ayuntamiento y que irá a las próximas elecciones bajo la marca «Contigo», ya hizo un primer aviso a navegantes. Si los populares no atienden sus propuestas, que no cuenten con su apoyo. Las urnas están ya en el ambiente.

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