Los veintinueve inmigrantes procedentes del Aquarius que se encuentran alojados en un albergue de Alicante, del que se fugaron durante la madrugada de ayer, fueron interceptados en pocas horas por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la Policía Local, de la Autonómica y de la Guardia Civil.

Los menores, que fueron localizados en la autovía de circunvalación de Alicante y sus inmediaciones y a media mañana de ayer ya se encontraban de nuevo en el centro, habrían huido para intentar contactar con las mafias para que les lleven a otros países europeos, como Francia, uno de sus destinos finales y no nuestro país, donde les condujo el Aquarius.

Serían las redes de inmigración ilegal con las que habrían contratado el periplo desde la costa de Libia y que los negreros no cobrarán en su totalidad hasta el final del viaje. De hecho, varios menores están haciendo alusión a estas mafias en sus declaraciones ante la Fiscalía, que comenzaron el jueves y está previsto que concluyan el miércoles próximo.

La alerta de la fuga de los 29 menores ingresados en el albergue de la Florida no comenzó a ser difundida hasta las cinco de la madrugada, aunque horas antes ya se había detectado la salida de algún grupo de menores que saltaron la valla del centro. Sin embargo, la Guardia Civil, por ejemplo, no fue alertada hasta las siete de la mañana por el 112. Aún así, sus agentes localizaron a varios menores en la autovía de circunvalación de Alicante, en un camino próximo del barrio de Villafranqueza y en el túnel de Sant Joan. Desde allí les trasladaron al cuartel de esta población, donde se quedaron dormidos al estar cansados. Su intención, según admitieron, era viajar hasta Francia.

Este país es el que han marcado como punto de destino varios menores que ya han comparecido en la Fiscalía. Todos han declarado haber pagado diferentes cantidades a las mafias que operan en Libia, entre 200 y mil euros por el viaje a Europa.

Motivos políticos y otros

Mientras algunos de ellos han asegurado ante los fiscales que su intención es pedir asilo porque han huido de sus países por cuestiones políticas, otros han asegurado que su pretensión era llegar a Europa por otros motivos, como jugar al fútbol.

Uno de los chicos explicó que su madre viajaba con él pero murió ahogada en la travesía.

Frente a los manifestado por los chicos en cuanto a lo que les habría llevado a marcharse del centro, para la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, «han hecho lo que hacen los adolescentes, irse de fiesta».

La vicepresidenta añadió que los menores se van a llevar «una buena reprimenda, con cariño y con traductor», para que entiendan que están tutelados y tienen que cumplir unas pautas de comportamiento, y se les dará «la chapa» sobre la existencia de unas normas que tienen que seguir. «Son adolescentes que vienen con pocas pautas de crianza porque han pasado lo que no somos capaces de imaginar, y es un proceso educativo que lleva su tiempo». Y ha añadido que el centro que los ha acogido es «para proteger, no para encerrar ni privar de libertad», y que esa protección con agentes de la Policía se debe equilibrar con «la necesaria garantía de su libertad».

Entretanto, continúan realizándose los protocolos para determinar la edad de los acogidos, un dato que no se tendrá hasta la semana que viene dado que a las pruebas óseas, que no son determinantes, hay que sumar las entrevistas psicológicas de las que se están encargando profesionales de las ONG implicadas.