Pasear por el Molí de Paper es remontarse a años de historia industrial, es recordar la importancia que este icono patrimonial significa para el pueblo de Ibi. Tras años de reivindicaciones y gestiones administrativas a nivel local, provincial y autonómico este edificio ha iniciado una etapa, esta semana arrancaba su camino hacia el futuro, su rehabilitación. Un proceso que aunque largo, dará como resultado un lugar de referencia a nivel cultural, histórico y ambiental que se sumará a la lista de atractivos ibenses.
Muchos son los años que suma el Molí de Paper, un edificio considerado como uno de los principales motores industriales de Ibi en 1914. Fue el encargado de poner el nombre de la localidad en la industria papelera y desarrollar este producto en la villa. Fue en el año 1829, cuando el ibense Antonio Verdú y Vicedo solicita el establecimiento de maquinaria para iniciar la actividad empresarial. Aunque el 3 de octubre de aquel año, y ya con las obras empezadas, vendió el molino con todas las obligaciones a Don José Gaspar Marco, de Biar, el cual siguió las obras con más grandeza, pensando ya en un molino de papel. Después de su muerte, el heredero por parte de su mujer, Don Francisco Gisbert y Pérez, tomó parte en la obra, y compró los dos molinos de harina que allí se encontraban, el «Chiquet» y el de «Les Juntes» e inició su adhesión al proyecto para hacerlo más rentable.
La actividad papelera arrancó en 1914. La plantilla llegó a ser de 32 trabajadores, los cuales ostentaban las categorías de «ponedores», que producían la pasta en las tinas, de «pileros»... El personal percibía entre 0,25 y 2 pesetas diarias por jornadas de entre diez y doce horas. El Molí de Paper llegó a alcanzar un merecido prestigio por la gran calidad del papel de fumar que fabricaba y que vendía y exportaba a un buen número de países europeos e hispanoamericanos.
Una nueva etapa para el Molí
Este icono patrimonial del municipio ha iniciado esta semana una nueva etapa. Tras la elaboración del plan director y concluir todos los trámites administrativos ha arrancado su rehabilitación. Tal y como explicaba el edil de Urbanismo de Ibi, Santi Cózar, «durante estos primeros días se están sacando todos los escombros y suciedad que hay acumulada tras el paso de los años».
Dentro del equipo de profesionales que está llevando a cabo los trabajos se encuentran tres arqueólogos que se encargan de respetar las más de 500 fichas que se han encontrado correspondientes todas ellas a elementos que hay que conservar por su significado o relevancia dentro del conjunto del edificio. Para ello este equipo vela por su conservación y lo hará de forma continua durante todo el tiempo que duren los trabajos.
El proyecto no solo contempla la rehabilitación integral del edificio, sino también la construcción de una pasarela de acceso y la conservación de las infraestructuras hidráulicas. La intervención costará cerca de 1,2 millones de euros, 500.000 de los cuales proceden de fondos europeos. El Molí será un centro de interpretación, aunque también contempla un espacio de restauración y un albergue, si bien eso ya se abordará en una segunda fase.
