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Ferri y Baldó lograron más de 700 millones de CAM y Bancaja para sus proyectos en el Caribe

Las dos principales cajas de la Comunidad Valenciana aportaron 117 millones a sus sociedades y les concedieron al menos 596 millones en créditos en operaciones que investiga la Audiencia Nacional

Ferri y Baldó lograron más de 700 millones de CAM y Bancaja para sus proyectos en el Caribe

Casi cinco veces lo que costó el aeropuerto sin aviones de Castellón, prácticamente lo mismo que la suma de lo invertido en Terra Mítica y la Ciudad de la Luz o el triple del presupuesto anual de una ciudad del tamaño de Alicante. En definitiva, más de 700 millones de euros.

Ésa es la cantidad que los empresarios de Benidorm Juan Ferri y José Baldó lograron que las dos principales cajas de ahorros de la Comunidad Valencia, la CAM y Bancaja, invirtieran sin demasiados miramientos en sus proyectos inmobiliarios y turísticos al otro lado del Atlántico, en Baja California y en el Caribe mexicano, durante la pasada década.

Unos negocios y unas operaciones por los que ahora están siendo investigados por la Audiencia Nacional junto a los máximos responsables de estas entidades y que, según denunciaron en su día el FROB, en el caso de la caja alicantina, y ahora Bankia, en el de la valenciana, resultaron ruinosos para las mismas o, como mínimo, nunca ofrecieron los rendimientos que sus impulsores prometían, tal y como ha podio comprobar la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en el informe del que ha dado cuenta este diario a lo largo de la semana. Las investigaciones también han puesto en duda la gestión realizada por los empresarios que, en el caso de Valfensal, la filial hotelera creada junto a la CAM, habría desviado cientos de millones de euros al paraíso fiscal de Curaçao para eludir el pago de impuestos.

De la información contenida en el análisis que realizó Deloitte en la caja alicantina y la denuncia presentada por Bankia contra los anteriores gestores de Bancaja se extrae que las dos cajas invirtieron 117 millones de euros como capital en las distintas sociedades que Ferri y Baldó pusieron en marcha en México y que, además, les concedieron al menos 596 millones de euros en créditos, la mayoría de ellos todavía pendientes de devolución. En total, 711 millones de euros.

Sacaron provecho de la rivalidad

Aunque ahora pueda parecer increíble, tras cinco años de dura sequía crediticia en que muchas empresas se han visto obligadas a cerrar por la falta de financiación, al inicio de la década de los 2000 los también propietarios del grupo hotelero Mar Confort no tuvieron excesivos problemas para que la CAM y Bancaja invirtieran semejante cantidad de dinero en sus iniciativas. Es más, los empresarios supieron aprovecharse de la rivalidad existente entre ambas, empeñadas en crecer a toda costa por aquella época, para espolear sus proyectos.

En una decisión salomónica establecieron que la entidad alicantina sería su socio de referencia en los negocios hoteleros a través de la citada Valfensal, mientras que la valenciana le apoyaría en el desarrollo y comercialización de grandes urbanizaciones de viviendas turísticas de lujo a través de Grand Coral. En su día, el director general de la CAM Roberto López Abad se lo tomó como una afrenta ya que, a su juicio, Bancaja había salido ganando en el reparto porque el volumen de negocio que iba a generar su proyecto era mayor.

No andaba equivocado, entre capital y créditos, Bancaja y su filial Banco de Valencia destinaron a Grand Coral 538 millones de euros, mientras que la caja alicantina «sólo» pudo invertir unos 176 millones en su cadena hotelera.

Acciones a precios desorbitados

Para Juan Ferri y José Baldó su alianza con las cajas de ahorros fue un «pelotazo» en toda regla ya que mientras ellas asumían todo el riesgo, los empresarios ponían muy poco de su bolsillo. En el caso de Valfensal, por ejemplo, la propia CAM les facilitó un crédito de 20,8 millones para que pudieran aportar la parte de capital que les correspondía en la sociedad. Tanto es así que el propio director comercial de Empresas de la caja, Pedro Alonso Vivó, llegó a preguntar a sus jefes en un correo electrónico: «¿qué ponen realmente nuestros socios en este proyecto?». En el caso de Grand Coral tampoco había correspondencia entre la aportación de unos y otros. La denuncia interpuesta por Bankia -y que la Audiencia Nacional se acaba de declarar competente para investigar- destaca que en varias ocasiones el precio que Bancaja abonó por las acciones que adquiría en las sociedades compartidas con Ferri, Baldó y otros empresarios era muy superior al que éstos desembolsaban.

Es lo que ocurrió, por ejemplo, cuando en 2009 amplió capital una de estas empresas, Varamitra. La caja valenciana pagó cada título a 50.000 euros cuando los hoteleros unos días antes sólo pagaron 100 euros por acción. Además, con frecuencia, años más tarde la entidad compraba a sus socios parte de sus acciones a precios también muy generosos.

Créditos sin control

También hay notables paralelismos en la forma de actuar en uno y otro proyecto en la concesión de los créditos que, por lo general, no solían seguir los estrictos controles internos que exigía la normativa de ambas entidades. Bankia denuncia, concretamente, que su entidad fundadora «concedió una financiación a las sociedades del Grupo Grand Coral sin contar con tasaciones (o, en su caso, con tasaciones sujetas a la Orden ECO/805/2003) sobre la base de una serie de garantías no formalizadas o que, en algunos casos, no cubrían el riesgo asumido por las entidades».

Algo que también puso de manifiesto el FROB en la CAM, que financiaba las operaciones de Valfensal con las únicas tasaciones que aportaban Ferri y Baldó, según el informe elaborado por Deloitte. Igualmente, según dicho documento, en muchos casos el destino del dinero no estaba debidamente justificado y los importes y sus correspondientes conceptos se cuadraban «a posteriori».

Igualmente, en ambos proyectos se pone de manifiesto la querencia de los empresarios por operar a través de sociedades holandesas para controlar las inversiones en México. Una forma de ahorrarse impuestos y de resultar mucho más opacos. En Valfensal, además, le facilitó la creación de Jacksonport, la sociedad pantalla, según la Guardia Civil, que les sirvió para desviar los ingresos que obtenían de la explotación de los hoteles a la antigua colonia holandesa de Curaçao

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