Si a primeros de septiembre, el vicesecretario nacional de Organización de Vox, Tomás Fernández acudió a Alicante para aclarar que los «órganos provinciales tienen la plena confianza de la dirección nacional del partido», ayer, este representante de la cúpula de la formación ultra regresó a esta ciudad, pero con otro objetivo. La nueva visita, acompañado del responsable territorial nacional de la zona este, David Lucas, tenía como objetivo intervenir en el conflicto interno que vive Vox en la provincia. En una misma mañana, ambos dirigentes de la cúpula ultraderechista se reunieron, por separado, con los líderes de los dos sectores enfrentados para que la tensión que iba «in crescendo» se calme lo antes posible. Pero lejos de apaciguar los ánimos, la presencia de estos dos dirigentes nacionales próximos a Javier Ortega Smith, si cabe, con el anuncio de un comunicado aplazado tres horas para pasar a decir que «no había cambios» cuando durante la jornada se desataron todas las especulaciones, incluso, sobre la posibilidad de que se produjeran destituciones.

El paso de Tomás Fernández por Murcia para confirmar que la dirección nacional de Vox se cargaba al comité ejecutivo de esta provincia y que en su lugar se creaba una gestora, sembró la incertidumbre durante varias horas entre los dirigentes alicantinos del partido que, de hecho, no las tenían todas consigo a pesar de no comunicar ningún cambio al cierre de esta edición del periódico. De este modo, al reiterar las preguntas sobre las consecuencias de las reuniones realizadas horas antes a la responsable de comunicación de Vox en Alicante, Mónica Borrás, esta representante de la dirección provincial aseguró que «no hay ningún cambio en la gestora» y «de momento, todos seguimos igual». Borrás aseguró que «nadie me ha dicho que se haya destituido a nadie», posibilidad que incluso llegó a circular en un momento dado del día.

A falta de tomar otro tipo de medidas, el vicesecretario nacional de Organización, Tomás Fernández y el responsable territorial nacional, David Lucas se reunieron primero con el diputado en el Congreso, Manuel Mestre, y algo después con la presidenta de la gestora provincial y síndica en las Cortes, Ana Vega. El objetivo era poner paz en la puja interna por la que han chocado ambos bloques del partido, agravada en las últimas semanas por culpa de dos comidas de celebración de los resultados electorales del 10-N a las que no se invitó al diputado Mestre. Y también con la evidencia de que ambos grupos quieren hacerse con el control del partido. En todo caso, al acabar la reunión, la valoración de ambas partes fue muy distinta. Mientras el número uno al Congreso en las dos últimas elecciones aseguró que el objetivo del encuentro fue «reconducir posturas», la síndica y presidenta provincial, Ana Vega no quiso hacer «valoraciones sobre asuntos internos del partido» y remitió únicamente a la versión de la mencionada Mónica Borrás.

La grieta de Vox, destapada la pasada semana por INFORMACIÓN a raiz de la exclusión del número uno al Congreso de un acto en Elche, tuvo su continuidad con la convocatoria de el pasado sábado en Benidorm. Por segunda vez, la gestora promovió una comida donde se anunciaba la intervención de la presidenta provincial y síndica del grupo en las Cortes, Ana Vega, y de Eduardo Ruiz, vicesecretario de Formación y el único de los tres diputados al Congreso electos el pasado 10-N que es de la plena confianza de la cúpula ultraderechista provincial. Por segunda vez, al cabeza de lista al Congreso, Manuel Mestre no se le invitó al acto, lo que generó un gran malestar entre su sector de partidarios, todo su equipo de campaña «indignado por este ninguneo».

Otra comida con menos tirantez que las dos anteriores

Ya está planificada una «tercera comida» de hermandad para afiliados, que será el 7 de diciembre en un restaurante de San Vicente, donde también se presentará al nuevo coordinador local de esta ciudad. En esta ocasión, la convocatoria no especifica quien intervendrá en el acto, que sí le ha llegado a Manuel Mestre, quien ha desestimado su presencia por tener que acudir a las jornadas de puertas abiertas del Congreso por el Día de la Constitución.