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Andalucía como espejo

La irrupción de Vox y la ruptura de los partidos en bloques impregnan ya la batalla electoral en la Comunidad. En Alicante, Ciudadanos se presentó como abanderado de la centralidad con las mismas tesis que en Sevilla

Actos de Podemos y Ciudadanos, este sábado en Alicante. álex domínguez

Andalucía ha llegado para quedarse. Es el espejo en el que se mira la gran batalla que ya ha estallado por las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Es curioso que los discursos electorales de este fin de semana en Alicante, el de Antonio Estañ y Rubén Dalmau por Podemos, y el de Fran Hervías por Ciudadanos, hablaran tanto de Andalucía. Y de que imaginaran tanto cómo la situación andaluza puede acabar reproduciéndose en la Comunidad. De eso se va a seguir hablando en toda la campaña. Ese es el espejo andaluz.

Todo es Vox, claro, la irrupción de Vox, el aliento de la extrema derecha que anidaba desde hace tanto tiempo en nuestras avenidas y aldeas y que no habíamos sabido (¿querido?) reconocer, la rabia de una sociedad frustrada, el rugido de los tambores de las redes sociales. Vox, que viene a voltearlo todo: el estado de las autonomías, el concepto de libertad de expresión sobre las enseñas patrias, el diseño de España como una sociedad plurinacional, la violencia de género, la solidaridad ante el refugiado que entierra a sus muertos en las olas, el consenso de la Constitución. Vox.

Hervías: es de esos cargos de Ciudadanos que dicen que no quieren «extremismos ni de un lado ni del otro», lo que supone equiparar a Vox con Podemos y rechazar a los dos. Hervías y otros altos cargos de Cs (no todos) utilizan el primer éxito de la extrema derecha en España para erigirse en el partido de la centralidad con el anhelo de liderar un «bloque constitucional» en el que no esté Santiago Abascal a cambio de que el PSOE no pacte más con Pablo Iglesias. Eso en Andalucía se traduce en que sólo un gobierno presidido por el líder andaluz de Cs, Juan Marín, con el apoyo del PSOE y del PP, puede garantizar esa centralidad. ¿Por qué Marín y no el popular Juan Manuel Moreno o incluso la propia Susana Díaz? Ciudadanos contesta aquí con una tesis novedosa: no porque Marín fuera el candidato más votado en las elecciones andaluzas -fue Díaz-; ni el más votado entre las formaciones de derechas -fue Moreno-; sino, arguye la formación naranja, porque fue el que más creció en votos y en escaños, lo que le daría legitimidad para liderar el gobierno andaluz, en un argumento, ya digo, casi inédito, porque hasta ahora los gobiernos de coalición siempre eran presididos por el líder del partido más votado.

Pero Hervías no piensa sólo en Sevilla. Piensa que ese esquema se podía repetir en la Comunidad Valenciana según qué matemáticas electorales, y ése fue el mensaje que le interesó deslizar el sábado en Alicante: que el futuro candidato a presidir el Consell de Cs (puede que Toni Cantó, que según Hervías es un «magnífico candidato», o puede que otro) podría exigirle en València a PP y PSPV lo mismo que Marín en Andalucía, la presidencia del Consell, con el mismo argumento: la necesidad de recuperar la centralidad ahuyentando los fantasmas de Vox a cambio (algo de chantaje hay aquí) de desterrar también los del «otro extremo», que aquí y para Cs ya no sólo serían los morados de Dalmau, sino también Mónica Oltra y su Compromís.

Es increíble, por cierto, la frivolidad con la que ciertos dirigentes políticos tratan la desgraciada irrupción de la extrema derecha en este lado del Mediterráneo: al menos Hervías señala que no quiere pactar con Vox porque es una «línea roja», como también dijo en Alicante, aunque sea por pura estrategia; hay otros que no ven línea roja ni encarnada alguna y que sí anhelan aliarse con Vox para desalojar de cualquier poder a la izquierda. Es el PP de Aznar que ahora es el PP de Pablo Casado y su «derecha sin complejos». Pero también es el PP del nuevo coordinador provincial en Alicante, Raúl Dalmau, quien en una entrevista a este diario defendió que aliarse con los chicos de Vox puede valer siempre, claro, que los chicos de Vox se porten bien. Se ha aprendido bastante poco del siglo XX, se ha leído aún menos a Azaña (sólo cuando queda bien citarlo) y se ha olvidado lo mal que le fue a la derecha liberal cada vez que se le ocurrió pactar con la derecha extrema.

Ante eso, Estañ (segundo acto del sábado en Alicante) utilizó Andalucía para alertar al PSPV de Ximo Puig y al Compromís de Oltra de que si hacen tonterías y caen en tacticismos «en la Comunidad Valenciana puede pasar lo mismo que en Andalucía». Frente a quienes se basaban en optimistas encuestas (que le pregunten a Susana Díaz por las encuestas y sus alegrías) para aseverar que Puig y Oltra ya no iban a necesitar a Podemos para reeditar el Botànic, Estañ advierte de que hay que contar con Podemos y con quien sea para mantener el Govern, y en eso quieren basar los morados su campaña: en que siguen siendo imprescindibles. Por cierto, que Estañ también apela a una batalla entre bloques, en este caso, llamando a las izquierdas contra las derechas, quizás porque es consciente de que al final PP y Cs pactarán siempre con Vox y de que no habrá cordón sanitario para aislar a los de Abascal. Y así todo empieza a ser demasiado peligroso y todo va entrañando un proceso de radicalización.

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