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Hogueras de San Juan 2018

Cuando un buen final (aéreo) no basta

La Pirotecnia Zaragozana ofrece una mascletà con principio correcto, cuerpo central monótono y un remate dispar por un terremoto terrestre corto

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Un final aéreo y nada más en la mascletà del martes

El nombre de la empresa (Pirotecnia Zaragozana) no decía mucho en Alicante, pero sí el del responsable del disparo de ayer: el valenciano Luis Brunchú, con un apellido históricamente ligado al arte de la pólvora en la Comunidad. Sin embargo, las expectativas creadas en torno al diseñador del cuarto espectáculo del concurso oficial de Luceros no se cumplieron, dejando frío al público, que solo salvó, y los generosos, el final de entre el final. Es decir, de tratarse de un ninot, sólo se habría indultado el intenso bombardeo aéreo, que fue largo, distinto a lo habitual y que subió la media de un disparo con un principio correcto, sin más, y un cuerpo central monótono.

La mascletà, en algo que ya se ha repetido este año en Luceros, arrancó con una típica traca valenciana, que amenaza con ser el principio más visto en esta edición, la más larga de la historia de las Hogueras. Luego, ya metidos en materia, llegó el turno del fuego aéreo, con distintos efectos, con cierta intensidad por momentos y con silencios en otros. Dos minutos después del arranque de la mascletà, llegó el primero de los finales, que culminó la fase inicial.

A partir de ese momento, la atención se desvió al suelo, con un tímido acompañamiento aéreo (silbadores, crackers, truenos y chicharras), más a bien a modo de comparsa. Durante seis fases sobre el asfalto, la mascletà fue avanzando en un cuerpo central monótono, en el que fue complicado diferenciar cambios de ritmo e incluso de intensidad efectiva.

Superado el minuto cinco, se esperaba lo mejor, con el final... Pero tampoco. El terremoto terrestre fue corto, demasiado para el público alicantino al que le gusta que, en ese momento, Luceros tiemble, al igual que el suelo. Ésta vez no sucedió, ni por largo ni tampoco por la intensidad que se pide en Hogueras. Lo mejor del disparo se pudo ver cuando ya nadie esperaba que remontase: con el bombardeo aéreo, que fue ciertamente extenso en el tiempo, con un diseño poco habitual, y de menos a más.

En total, los zaragozanos quemaron unos 108 kilos de material (cuarenta menos del máximo permitido) en menos de seis minutos de espectáculo, el más corto por ahora de un concurso oficial de las Hogueras que hoy llega a su ecuador. El público se quedó con ganas de más, aunque no por el tiempo. De hecho, el aplauso más intenso que se escuchó ayer en Luceros fue cuando, por megafonía, se anunció que la mascletà, en su cuarta sesión, iba dedicada a los bomberos. Ahí la gente rompió en una ovación: unos, entre sonrisas, por las connotaciones de la profesión; otros, por la estrecha relación entre los bomberos y las Hogueras.

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