El dirigente del Hércules Juan Carlos Ramírez rompió ayer su silencio para, desde Palma de Mallorca, reclamar un arbitraje «ecuánime» el próximo domingo en el trascendental Cádiz-Hércules que se disputa en el Carranza a partir de las 12.00 horas. «No pido tener suerte, sólo que el árbitro no nos perjudique, que sea ecuánime. No es normal que nos pongan a uno (colegiado) con el que el Cádiz nunca ha perdido», declaró el empresario vasco, quien recordó, como el lunes hizo el director deportivo Dani Barroso, los errores arbitrales decisivos en los partidos ante el Mallorca B, Murcia (en el Rico Pérez) y Cádiz.
El colegiado designado por la Federación para el choque del domingo es el extremeño Carlos Sánchez Laso, con quien el Cádiz ha conseguido seis victorias y un empate. Esta temporada sólo ha dirigido un partido del cuadro gaditano, ante el Lealtad en Copa del Rey, con triunfo por 2-1 para los andaluces. «Estoy intranquilo esta semana como todos los herculanos porque ese gol del Cádiz deja la eliminatoria muy abierta y habrá que pelear lo indecible en el Carranza para pasar a la siguiente ronda», reconoció Ramírez, que denunció «la clamorosa falta» recibida por Chema en esa acción.
Entre los jugadores y el cuerpo técnico ha sentado especialmente mal la explicación que dio el colegiado Ávalos Martos al delegado Quique Sala nada más finalizar el choque, ya que le dijo que había apreciado «falta leve». En el reglamento queda claro que a un jugador en el aire no se le puede desequilibrar y el central Josete desplazó literalmente al portero en el área pequeña. Chema no pudo despejar y el balón le cayó a los pies a Airam, que sólo tuvo que empujarlo a la red.
Ramírez no quiere oír la palabra «encerrona» aunque asume que el Hércules se encontrará «un ambiente hostil» en el Carranza. «Va a ser una final y en un campo con mucha gente, pero también la había en Murcia y salimos adelante. Esta plantilla tiene jugadores veteranos que han participado en partidos así y eso me tranquiliza. Lo que tengo claro es que no saldremos a mantener el 0-0 porque eso le pasó al Murcia y al Cádiz y al final perdieron las eliminatorias contra nosotros y el Oviedo, no queremos que nos pase lo mismo, debemos ser valientes», señaló el dirigente del Hércules.
El empresario vasco resalta «el gran momento» por el que pasa el equipo de Manolo Herrero y deja claro que la plantilla blanquiazul «no tiene nada que envidiar» a la del Cádiz. «Nosotros hemos acabado cuartos y ellos primeros, pero los grupos son diferentes y a nosotros nos han pasado muchas desgracias, sobre todo en forma de lesiones, además de que tuvimos que cambiar al entrenador porque el equipo no rendía. La plantilla no tiene nada que envidiarle a la del Cádiz, ahora que están acoplados y han asimilado las ideas del entrenador, somos un muy buen equipo y estamos mejor que nunca», explicó.
Además, el dirigente ensalzó al técnico Manolo Herrero: «Ve muy bien el fútbol y está sacando el cien por cien de cada jugador, con eso está todo dicho, respecto a su continuidad no se puede decir nada ahora, estamos todos centrados en conseguir el objetivo». En este sentido, el preparador jienense tiene un año más de contrato en caso de ascenso.
Ramírez no considera que si el Hércules pasa esta eliminatoria tiene medio ascenso en el bolsillo y recalca que «cualquier rival te puede hacer un roto». Si los blanquiazules eliminan al Cádiz se cruzarán después, salvo hecatombe, con un Huesca que goleó al Racing de Ferrol en el partido de ida (0-4).
El directivo herculano también se congratuló de «la comunión entre el equipo y la afición». «Ha costado mucho, pero al final vamos todos a una y así podremos superar cualquier obstáculo, el ambiente el pasado domingo fue mágico en el Rico Pérez y fue una lástima que una decisión arbitral nos impidiera haber conseguido un marcador más favorable», añadió.
Por último, Ramírez se refirió a la compleja y delicada situación del Elche, club en el que desempeñó el cargo de consejero delegado: «Es surrealista que llegue un nuevo consejo para pagar y no lo haga, es como si yo llego a casa de alguien para evitar su deshaucio y después no pongo ni un euro para evitarlo. Yo ya me temía este desenlace», concluyó.
