Apenas cinco meses de vigilancia estrecha han vastado para acabar con la relativa impunidad que disfrutaban los dueños de mascotas que incumplían la ordenanza reguladora de la tenencia y protección de animales de compañíaordenanza reguladora de la tenencia y protección animales de compañía. Elche le ha declarado definitivamente la guerra a los propietarios que hacen caso omiso a la normativa municipal. Desde que empezara el año, la Policía Local ha interpuesto 191 sanciones por el incumplimiento de este reglamento, 96 más que a lo largo del 2015 y 125 más que en todo el 2016. Potenciar el civismo de los propietarios y que el municipio esté más limpio florecen como las causas de esta presión redoblada desde el Ayuntamiento sobre los dueños de mascotas, toda vez que la recaudación por estas multas apenas alcanza en su totalidad la cuantía de 15.000 euros.

El notable incremento del número de sanciones experimentado en los cinco primeros del año se enmarca dentro de la campaña puesta en marcha por el tripartito denominada «No la cagues. Elche merece estar limpia» a finales de enero. Además de generar mecanismos de concienciación para compatibilizar la tenencia de animales con la higiene y la salud pública, también se contemplan medidas disuasorias como las multas a aquellos propietarios que incurran en comportamientos incívicos. «Se trata de dar un paso más. Se ha aumentado la limpieza y ahora intensificamos la concienciación y también la sanción», aseguraba el edil de Limpieza, Héctor Díez, durante la presentación de la campaña. Dicho y hecho.

El Ayuntamiento ha repartido 50.000 bolsas informativas de la campaña entre los propietarios de mascotas a través de cien dispensadores distribuido por la ciudad con la colaboración del pequeño comercio, afectado directamente por las cacas y los orines de los animales en plena vía pública. Paralelamente, en apenas cinco meses, ha incrementado el número de sanciones en un 65,4% respecto a todo el 2016, y un 50,2% en relación con el año 2015, porcentajes que se dispararán aun más a finales de año. En este sentido, las multas impuestas por Policía Local a los propietarios de mascotas parten de los 120 euros, aunque pueden acogerse a distintas vías para rebajar el importe de las multas, cómo recoger los excrementos tras ser sancionados o acogerse a la reducción establecida en la sanción por pronto pago.

La ordenanza municipal reguladora de la tenencia de animales establece, entre otros aspectos, la obligación de recoger los excrementos depositados por los animales en cualquier espacio público, excepto en los lugares habilitados por el Ayuntamiento a tal fin. También prohíbe que orinen sobre mobiliario urbano, esquinas, soportales y otros elementos de las edificaciones que afecten a la salubridad, y exige llevar o portar a las mascotas con sujeción por los espacios públicos. El incumplimiento de estos tres preceptos ha motivado la mayoría de las sanciones impuestas de enero a mayo por la Policía Local, aunque no son las únicas.

Hasta este año, la inmensa mayoría de las multas dirigidas a los propietarios de las mascotas estaban motivadas por no limpiar y recoger los excrementos fecales de los perros. Sin embargo, desde la puesta en marcha de la campaña, el número de sanciones derivadas de los orines de los perros en la vía pública se han disparado, situándose casi a la par que las anteriores. Dentro de este redoble de la vigilancia por parte de los agentes locales, también se han interpuesto sanciones por llevar a los perros sueltos o por no disponer del preceptivo chip identificativo que exige Conselleria.

Animales sin correa

La Policía Local, dentro de este incremento de la vigilancia, ha intensificado sus actuaciones en los parques infantiles. A pesar de la exigencia de llevar a los perros con correa, muchos propietarios aprovechan el espacio abierto de este tipo de recintos para que los animales corran y paseen libremente, una circunstancia denunciada frecuentemente por los padres y abuelos que acuden habitualmente con sus hijos o nietos a los parques. «Normalmente van sin correa y no pasa nada, pero a mi nieto le da miedo cuando ve algún perro suelto ladrando, se asusta mucho», asegura un abuelo de Carrús en uno de los parques infantiles del barrio frecuentado habitualmente por animales.

Diferentes asociaciones de animales arraigadas en el término municipal han sugerido al Ayuntamiento la posibilidad de hacer algún curso de formación con los usuarios de animales de compañía en el que, además de darles a conocer la normativa reguladora, se les haría ver qué no recoger los excrementos ni limpiar los orines comporta el riesgo de generar posibles focos de enfermedades para los propios animales En este contexto, el tripartito está barajando la opción de solicitar un veterinario a la Conselleria de Sanidad para que actúe como asesor de las diferentes áreas municipales implicadas en la lucha contra las defecaciones y orines en la calle y sus posibles consecuencias en la salud pública y de los propios animales.