? El Ayuntamiento se vio obligado el pasado mes a intervenir en 81 farolas metálicas situadas en la calle Pedro Juan Perpiñán, a las que se les ha aplicado una resina plástica para evitar que se oxiden, principalmente, a causa de la orina de las mascotas. Además de las farolas, los maceteros y bancos existentes en las vías públicas son el otro mobiliario urbano más damnificado por el orín incontrolado de las animales domésticos.