Las plantaciones de granados se han convertido en una postal típica del Camp d'Elx. Su producción va en aumento en los últimos años, siguiendo con una tradición más que arraigada en la ciudad. Así lo demuestra la plantación centenaria que la familia de José Manuel Amorós ha mantenido durante, al menos, tres generaciones en una parcela agrícola de Matola. «Mi padre murió con 77 años y ya había trabajado cultivando los árboles que había plantado su padre», apunta José Manuel.

A pesar de que estos ejemplares centenarios solo ocupan cinco de las 50 tahúllas que forman su bancal, son una parte esencial de su cosecha ya que «conservarlo durante tanto tiempo te llena de orgullo, a pesar de que las nuevas plantaciones de granado dan un mejor fruto», aunque añade que, entre los agricultores, es bien sabido que «el granado nunca es viejo».

Viejos o no, de lo que no hay duda es de que son unos auténticos supervivientes. «Han resistido sequías, heladas, granizadas, veranos muy secos o en los que la calidad del agua era pésima». Sin embargo, a pesar de todo, han sobrevivido al paso de los años, convirtiéndose en testigos de primera mano de grandes acontecimientos históricos como la II República, la Guerra Civil, o el Franquismo, así como la transformación urbana de la ciudad hasta dibujar el paisaje actual.

Como no podía ser de otra manera, y siguiendo con la tradición agrícola ilicitana, los granados compartían terreno, hasta hace diez años, con plantaciones de almendros, otro de los cultivos clave del Camp d'Elx. Sin embargo, «debido a la bajada de precio de la almendra, sustituí las doce tahúllas por granados más jóvenes», para no perder la tradición. Santiago Pascual, secretario de la Unió de Llauradors d'Elx, destaca la importancia de estas plantaciones autóctonas de la ciudad, que se han cultivado durante generaciones, «pues a la hora de pedir la denominación de origen, es importante contar con elementos que garanticen la calidad de un producto que solo se produce aquí, por lo que estos árboles se convierten en la mejor prueba de esta tradición agrícola».