El Elche apuesta por la «Marca España». La base del proyecto franjiverde de la temporada 2019/20 la forma un sólido grupo de futbolistas nacionales, reduciendo la cifra de extranjeros de los siete que lucieron la franja el curso pasado a los dos (Yacine y Mfulu) que a día de hoy realizan la pretemporada con el primer equipo a las órdenes de Pacheta.

A excepción del franco-congoleño Mfulu, el resto de fichajes han nacido en la piel de toro. Esta confianza en el producto patrio convierte al Elche en el equipo con menos foráneos entre los 22 que competirán este curso en Segunda División, igualado con Numancia, Lugo y Huesca. La antítesis a este cuarteto la formarían el Málaga y el Girona, con 14 y 12 extranjeros, respectivamente.

Esta es, de momento, la apuesta más fuerte por el fútbol español que hace el club ilicitano desde la campaña 2002/03, cuando Julián Rubio tuvo a sus órdenes al brasileño Sena y al argentino Armentano. Ambos eran habituales hombres de recambio, por lo que aquel curso el once base solía ser 100% español, como por ejemplo ocurrió en el último amistoso de la pretemporada franjiverde frente al Levante.

Para encontrarse con un Elche plenamente nacional habría que retroceder a una de las épocas más oscuras de la historia de la entidad, la década de los 90 en Segunda División B. En la 1995/96 todos los jugadores de la plantilla eran españoles, dirigidos por el argentino Felipe Mesones. Dos cursos antes, en la 1993/94, el pleno fue total, con Crispi, Esteban y Rubio en el banquillo.

Ascensos y descensos

Una vez instaurada la «Ley Bosman» la presencia de futbolistas foráneos en el Elche se fue haciendo cada vez más habitual. La entidad entró en el siglo XXI con nueve extranjeros en la campaña 2000/01, entre ellos el brasileño Mazinho, campeón del mundo en Estados Unidos 94.

Sin embargo, el récord llegaría bien entrada esa década, cuando los franjiverdes encadenaron dos campañas seguidas empleando a 10 jugadores nacidos fuera de las fronteras españolas en cada una de ellas. Ocurrió en la 2006/07 y en la 2007/08 y aquella lista la conformaron nombres que dejaron su huella en la ciudad (Willy Caballero, Trotta o Fajardo) y otros que no se asentaron («Chino» Luna, Williams o Douglas).

Un claro ejemplo de apuesta acertada por un bloque conformado por españoles llegó tanto en la temporada del último ascenso a Primera (2012/13) como en la anterior (2011/12), aún con José Bordalás en el banquillo y en la que se realizó una excelente primera vuelta de campeonato.

En ambos cursos se alinearon en Liga a tres futbolistas extranjeros. Fran Escribá tuvo a sus órdenes a Damián Suárez, titular indiscutible, a Berry Powel y a Greg Beranger. La dinámica cambiaría con el ascenso a la elite. En sus dos últimos cursos en Primera División, el Elche repitió cifra de extranjeros utilizados: siete. Víctor Orta acertó con casi todos ellos: Tyton, Pasalic, Roco, Fayçal y Jonathas se unieron a Damián y Garry Rodrigues.

La situación dio un vuelco total con el descenso administrativo. La famosa camiseta con los colores de la bandera nacional fue acorde al plantel empleado por Rubén Baraja, conformado por una columna vertebral española.

La tónica se mantuvo en la temporada 2016/17, con solo cuatro extranjeros, aunque esta vez el proyecto hizo aguas y terminó en descenso a Segunda B. El Elche recuperó la categoría de plata también con una amplia nómina de españoles y el curso pasado se consolidó en Segunda con ayuda «externa», ya que Pacheta dispuso de siete extranjeros. Ahora, vuelve a tener entre sus manos un Elche «Made in Spain».