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María Moldes lleva su corto radiactivo a Filmin

La fotógrafa rueda en Benidorm un audiovisual partiendo de su serie Escenas de la vida radiactiva y la plataforma lo programa hasta el 12 de julio

Un fotograma que aparece en el corto Escenas de la vida radiactiva, realizada sin actores y con gente que se encontraba en la playa.

Empezó a fotografiar los rostros y escenas más kitsch de las playas de Benidorm en 2013. Un poco por curiosidad y por plasmar en fotografías un mundo que se le antojaba con un cierto toque surrealista que ella acentuaba. Así surgió Escenas de la vida radiactiva, una serie en la que la fotógrafa gallega María Moldes ha trabajado en los últimos años y a la que ha querido poner el broche de oro con un corto que ahora ha llegado a Filmin. También lo hizo por curiosidad «porque me apetecía dar movimiento a algunas escenas que tenía en la cabeza a partir de las fotografías».

El recorrido de este audiovisual, realizado sin ninguna pretensión, ha sorprendido a la autora tanto como lo hizo la repercusión de su colección fotográfica. Primero lo presentó al Notodofilmfest y recibió dos nominaciones. Una de ellas terminó en premio, el de mejor dirección artística.

Visto el éxito, Moldes lo envió al Skyline Film Festival de Benidorm. Y de ahí, ha dado el salto a Filmin, una de las principales plataformas cinematográficas de pago, donde se podrá ver hasta el 12 de julio. «Lo hice sin saber mucho qué iba a pasar con él, porque me apetecía hacerlo después de trabajar tanto tiempo con la serie fotográfica, pero sin plantearme nada».

Otra sorpresa le llegó cuando le concedieron una beca en una escuela de fotografía y cine de Madrid para estudiar durante un año montaje cinematográfico, que aprovechará «para hacer algo más largo».

La fotógrafa, que residió durante unos años en Alicante, se sorprende de la trascendencia que está alcanzando su trabajo. «Lo raro es que es un corto muy corto, de apenas dos minutos, pero estoy contenta con lo que está pasando. Fue un experimento, cogí la cámara y lo hice con poquísimos medios, para pasarlo bien».

En un día y medio el corto estaba listo y los «actores» son gente normal que estaba en la playa. «Fui con dos amigos y una cámara; hablé con gente que conocía por las fotografía para que participasen y luego busqué por la arena a personas que podían encajar con las imágenes que yo tenía pensadas. Solo una señora dijo que no».

Más que la idea de un argumento con un principio y un desarrollo, el vídeo recoge «imágenes sueltas que yo tenía en mi cabeza de Benidorm, pero poniéndolas en movimiento; son ideas que tenía pensadas, pero como eran actores pues no podía darles muchas indicaciones». Por eso, afirma, «hay escenas que yo tenía pensadas llevarlas más al extremo, hacerlas más surrealistas, pero tuve que adaptarme».

No descarta seguir fotografiando Benidorm, aunque ya de otra forma, más este año con motivo de la pandemia y las restricciones en las playas. «Este verano voy a ir a Benidorm otra vez, igual como es un año raro haré algo, pero no va a ser de esa serie».

Ahora, dice estar como cuando empezó con la fotografía. «Me gusta la sensación de no conocer el sector y verme perdida».

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