El final de la II Guerra Púnica estuvo marcado en el sudeste de la Península por la toma de Cartagena. Eso fue en el año 209 antes de Cristo y el Tossal de Manises dependía de esa ciudad, por lo que las hipótesis apuntan a que fue en ese mismo año cuando se produjo la destrucción de Lucentum. A falta de testimonios documentales, los arqueólogos del MARQ han llegado a esta conclusión después de las excavaciones realizadas en los niveles inferiores, que han sacado a la luz restos de un gran incendio, con caída de muros y destrucción de viviendas, dando lugar a un paisaje de devastación.
En este contexto, y fruto del trabajo de la última campaña desarrollada este verano en el yacimiento alicantino, se encontraron entre esos restos unos huesos que, aunque en principio parecían corresponder a animales, se ha confirmado que pertenecían a una persona adulta. El hallazgo de dos pequeños fragmentos de costilla y tres de cráneo supone la aparición de los restos humanos más antiguos de Lucentum, correspondientes a los primeros habitantes de la ciudad.
Los huesos aparecieron debajo de la zona del Foro, en el nivel de destrucción de finales del siglo III antes de Cristo y correspondería a los restos de algún cadáver que quedó atrapado bajo los muros después del incendio y la destrucción de la ciudad, y que el cuerpo se dispersara por la acción de las alimañas o por el arrastre de las lluvias una vez en descomposición.
«Tenemos muy claro el proceso de nacimiento, declive y destrucción de Lucentum», apunta el director técnico del MARQ, Manuel Olcina. «Hay una ciudad creada por los cartagineses sobre el 230 antes de Cristo, que se ocupó unos 30 años, hasta el 209, fecha en la que se destruye a manos de los romanos». De esa época, las excavaciones han mostrado gran cantidad de restos de un incendio que llevó a su devastación. «Hay trazas de una gran destrucción, restos de un incendio y caída de muros, pero lo curioso es que después la ciudad se abandona durante un siglo, quedando como un campo de ruinas», destaca el arqueólogo. Será en el siglo I antes de Cristo cuando se vuelve a fortificar y se convierte en un fortín militar romano.
Los huesos encontrados ahora pertenecen a los restos de un adulto del primer asentamiento humano, la ciudad cartaginesa. «No puede ser un enterramiento porque no se enterraba dentro de las ciudades», afirma. «En principio pensábamos que eran restos animales, pero la antropóloga del MARQ, Consuelo Roca, confirmó que eran humanos; tenemos un equipo fantástico porque cada uno sabe discernir cuáles son animales y cuáles humanos».
Ahora, asegura, hay que revisar los huesos aparecidos en otros niveles de destrucción, para comprobar si hay más restos de personas. «Y a partir de ahora, en las próximas excavaciones que se hagan desde el primer momento habrá que ir viendo si hay más».
Manuel Olcina destaca que aunque los huesos encontrados son de un tamaño muy pequeño y puede parecer algo sin importancia, «para nosotros es un gran hallazgo porque nos sirven para confirmar las hipótesis que estábamos barajando». En este sentido, cree que «ahora se abre una nueva línea para examinar bien los posibles restos que vayan apareciendo en el futuro».
De hecho, para 2015 se ha programado una reunión científica en el Museo Arqueológico de Alicante con otras ciudades costeras, entre Almería y Alicante, que cuentan con asentamientos de la misma época que el Tossal de Manises. «En todas ellas el momento de destrucción se produjo en la misma época y queremos poner en común los datos y aportar unas conclusiones que puedan ser útiles para comprender este episodio antiguo, que hasta ahora no se conocía porque no teníamos referencias de fuentes antiguas. En el Tossal no hay ninguna mención escrita y es la arqueología la que ha puesto de relieve ese momento y la ha engarzado con otros lugares de los que sí hay información».
