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La gran avenida aterriza en el XXI

Hoy arranca la remodelación de la avenida del Mediterráneo seis décadas después de su construcción

La construcción de esta arteria fue vital para el desarrollo de Benidorm. informacióN

Fue el símbolo irrefutable del desarrollo urbano de Benidorm y ha acabado siendo el mejor ejemplo de la degradación de la escena urbana de la ciudad. Pero la avenida del Mediterráneo, la principal arteria del municipio, inicia hoy una nueva era. La unión temporal de empresas (UTE) Orthem-Emurtel, adjudicataria de uno de los proyectos más prometidos en los últimos veinte años por todos los gobierno que han pasado por el Ayuntamiento y más esperados por los ciudadanos, inicia hoy la remodelación de esta gran avenida, de 1,7 kilómetros de longitud y que enlaza el centro con el Rincón de Loix por la segunda línea de la playa de Levante.

Las obras, que se desarrollarán en dos fases, abarcan en esta primera el tramo de Mediterráneo comprendido entre la plaza de la Hispanidad y la avenida de Europa, así como algunas de las calles adyacentes pendientes de remodelar, como las del Puente, Valencia y la propia plaza de la Hispanidad. Todo ello, con un plazo de ejecución de 11 meses y un presupuesto de 11,4 millones de euros, en lo que supone, en palabras del alcalde Toni Pérez, «la obra más importante que se ha hecho en la vía pública con presupuesto exclusivamente municipal».

El punto de partida

La avenida del Mediterráneo, urbanizada como muchísimas otras cosas en la ciudad bajo el mandato del alcalde Pedro Zaragoza Orts a finales de los años 50 del pasado siglo, representó un antes y un después en el desarrollo urbano de la ciudad. Se diseñó como una de las piezas clave del famoso Plan General de 1956, como una gran vía con grandes manzanas configuradas por largas líneas paralelas y perpendiculares formando cuadrículas. Quienes tuvieron la ocasión de estudiar aquel documento tildaron de «locos» a sus promotores, el propio Zaragoza y el arquitecto Paco Muñoz, ya que preveían dotar a esta vía de más amplitud que muchas avenidas de Alicante o València, a pesar de que entonces la ciudad contaba tan sólo con 2.787 habitantes censados.

Por eso, su construcción sólo se entiende teniendo en cuenta la capacidad de Pedro Zaragoza para ilusionar y convencer a sus convecinos de que por medio de sus bancales de olivos debía pasar una gran avenida y de que, encima, tendrían que ceder gratuitamente el terreno al Ayuntamiento y pagar su parte de impuestos para poder construirla. Y no sólo lo consiguió, sino que además logró que la del Mediterráneo fuera un punto de inflexión, un camino sin retorno hacia lo que hoy es Benidorm.

Décadas de abandono

La urbanización de la avenida facilitó el crecimiento urbanístico de Benidorm hacia Levante y la construcción de edificios y hoteles que de otro modo no hubiesen sido posibles. La vía se convirtió, además, en una de las principales arterias comerciales. Pero la falta de inversiones y de mantenimiento, hicieron que, poco a poco, fuera cayendo en el abandono hasta ser una de las zonas peor conservadas de la ciudad: aceras rotas y con pegotes de todos los colores, mobiliario que no guarda ningún tipo de uniformidad entre sí y abandono de locales comerciales, que han acabado por convertir a muchos de ellos en auténticos mercadillos «indoor».

Ahora, el proyecto de remodelación de esta vía, además de renovar por completo las infraestructuras del subsuelo, prevé convertir a la del Mediterráneo en una avenida del siglo XXI, reduciendo los carriles para el tráfico rodado, ganando espacios para el peatón y dotándola de nueva iluminación, mobiliario y jardinería. Entre las grandes novedades destaca una fuente ornamental y un «tecnohito» de 23 metros de altura en la Triangular. Hoy empieza todo.

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