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La emblemática sala Desafinado se convertirá en un hotel boutique de lujo en el Barrio

El local, pionero en ofrecer música en directo en Alicante, cierra con una gran fiesta el 4 de mayo, tras casi 33 años de movida musical

Edificio en cuyos bajos llevaba el Desafinado desde diciembre de 1986. ÁLEX DOMÍNGUEZ

De sala de conciertos a hotel boutique Los actuales gestores de la Sala Desafinado (hoy DO Music Club), preparan para el próximo sábado 4 de mayo la que será la última sesión del emblemático local del Barrio de Barrio Alicante, abierto el 19 de diciembre de 1986 en la calle Santo Tomás, que tras casi 33 años como uno de los iconos de la movida musical de la ciudad, cierra sus puertas. Una promotora ha comprado el edificio y ha decidido no renovar el contrato que mantenían sus últimos gestores ya que, en palabras de Oliver, responsable del Desafinado desde hace cinco años, no somos compatibles con el nuevo uso que se quiere dar al inmueble.

La sociedad CID Alicante Renting, propietaria del edificio, lo convertirá en un hotel boutique de 17 habitaciones y dos apartamentos turísticos dúplex que ocuparán, precisamente, la superficie de la antigua sala de conciertos. En principio y a falta de la tramitación de la licencia municipal, las obras comenzarán en un mes y el plazo de ejecución es de ocho meses, según apuntaron ayer desde la promotora.

URBANISMO

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Los actuales gestores de la emblemática sala de conciertos cierran tras acabárseles el contrato de alquiler, que no ha sido renovado por la propietaria del edificio que lo convertirá en un complejo turístico siguiendo así la estela imparable que comenzó hace cuatro años en la ciudad, donde ya hay 51 establecimientos de los cuales cinco son bloques enteros de apartamentos.

Desafinado, abierto el 19 de diciembre de 1986 en el Barrio, fue célebre en su tiempo por ser una sala con música en directo al estilo de otros templos como el Clan Cabaret o Jamboree. El edificio que se transformará en hotel está protegido al figurar en el Plan Especial del Casco Antiguo como edificio de interés ambiental, con protección parcial (categoría III). Están protegidos elementos como las fachadas, las cubiertas, los zaguanes y los patios. Queda dentro de la unidad ambiental M4 (zona media-central, Labradores-San Nicolás) y las ordenanzas permiten cuatro alturas, que son las que hoy tiene el inmueble. Tres plantas hasta la línea de cornisa que se ve desde la calle y una planta adicional retranqueada como ático.

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La iniciativa se ha encontrado, en principio, con la oposición de Guanyar, que reclama la suspensión de licencias para construir apartamentos turísticos. «Lo plantearemos en las alegaciones que vamos a presentar a la licencia de obra mayor y ambiental para 22 apartamentos turísticos en la calles Castaños esquina con Gerona. Supongo que también saldrá a exposición pública una licencia similar para este edificio. Creo que la proliferación de solicitudes de licencia para apartamentos turísticos es un problema que habría que atajar limitando la concesión de licencias», subrayó ayer el concejal Miguel Ángel Pavón, responsable de Urbanismo en los tiempos del tripartito que gobernó Alicante entre 2025 y 2018.

El edificio que acogió el Desafinado sigue así los pasos de la antigua escolanía que forma parte del conjunto arquitectónico de la Concatedral de San Nicolás de Alicante, que se convertirá en un hotel de lujo con 30 habitaciones. El inmueble, anexo al Claustro, se construyó en los años 60 del siglo XX como colegio pero se cerró, quedándose sin uso, hace dos décadas. Su nuevo destino requerirá una inversión de tres millones de euros para remodelar las antiguas aulas, puesto que la fachada está protegida y no se puede tocar. La sociedad que lo impulsa han firmado con el Obispado el contrato de alquiler para 30 años.

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