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Los institutos de Alicante no tienen medios para reciclar residuos tóxicos tras las prácticas de laboratorio

Los centros incumplen sistemáticamente la normativa para eliminar los productos peligrosos cada seis meses

Los institutos de Secundaria y de Formación Profesional con laboratorios para las prácticas de alumnos en Física-Química, Tecnología y Biología-Geología, están abandonados a su suerte a la hora de retirar los residuos tóxicos que se generan en estos espacios, y que la normativa exige retirar al menos cada seis meses.

Ni las instalaciones educativas son las adecuadas en muchas ocasiones, porque se trata de edificios construidos hace muchos años, -como constatan desde la Junta de Personal docente de la provincia-, ni todos los centros cuentan con los recursos económicos necesarios para hacer frente al gasto que implica la retirada de los productos tóxicos por una empresa especializada. El coste ronda los 5.000 euros, como concretan en uno de los institutos consultados.

El Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo, Invassat, recoge la «instrucción operativa para la eliminación de residuos peligrosos en los centros educativos» en la normativa fechada en marzo de 2017.

La norma exige que los centros tengan una red doble de desagüe que facilite la evacuación y la eliminación de los residuos, o bien de un almacenamiento también adecuado para los productos tóxicos el tiempo imprescindible hasta su retirada.

Desde uno de los institutos de Alicante donde se imparten ciclos formativos con laboratorios para análisis químicos, reconocen el elevado coste que implica para cualquier centro educativo la retirada de los productos tóxicos que se generan en las prácticas con alumnos, aunque en su caso han conseguido un acuerdo con una empresa que les resulta mucho más económico.

Las tarifas, en cualquier caso, incluyen tanto el peso de los productos como el transporte, que al ser especializado resulta lo más gravoso.

Incluso desde este centro, que a duras penas consigue cumplir la normativa pero sí evacúa los residuos cada seis meses, reconocen que resultaría más práctico y adecuado que una misma empresa retirara periódicamente estos productos tóxicos en varios institutos, porque en las cercanías hay otro instituto que se encuentra es similares circunstancias y podrían sumar esfuerzos.

Afirman, por otra parte, que hay centros en los que bidones de 25 litros almacenan residuos volátiles más tiempo del que marca la normativa, por lo que, a pesar de estar cerrados, «van saliendo poco a poco y, a largo plazo, esos elementos tóxicos pueden provocar reacciones. Eso no es adecuado y se incurre en una ilegalidad», como atestiguan representantes sindicales en la Junta provincial docente.

Este organismo, que represente a todos los profesores, pide formalmente a la Conselleria de Educación que establezca «un protocolo común de actuación de los centros respecto al tratamiento de este tipo de productos tóxicos y peligrosos, y que establezca qué empresas son las que deben hacerse cargo del tratamiento de evacuación de los residuos».

Instalaciones

Los profesores también exigen que se adecuen las instalaciones educativas que acogen talleres y laboratorios para cumplir la normativa de Seguridad y Prevención de Riesgos Laborales, así como la vigente sobre medio ambiente. Desde los propios centros, a falta de los medios adecuados para cumplir con estas premisas, y en aras a evitar peligros a los alumnos que hacen las prácticas en el mismo entorno en el que se acumulan meses y meses los elementos tóxicos, empiezan a optar por productos alternativos menos peligrosos y con menos toxicidad.

Aseguran en algunos de los centros consultados que los productos más cancerígenos que se usaban en el laboratorio ya los han retirado, aunque todavía hay un par de elementos que resultan necesarios para las prácticas químicas, como son el dicromato de potasio, un ácido que se emplea para hacer reacciones, o la fenolftaleína, indicador del pH en forma de polvo blanco que se usa en disoluciones ácidas y básicas, y que exige el empleo de gafas protectoras.

En otro instituto -ninguno se quiere significar en este tema- admiten que, a pesar de su concienciación en el tratamiento de los residuos que se generan en el laboratorio de prácticas medioambientales, «resulta muy costosa su retirada y solo vienen una vez al año a llevárselos».

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