Con el evangelio de «los escribas y la viuda pobre» todavía resonando en las paredes del monasterio, el deán de la Concatedral de San Nicolás, Ramón Egío intervino ayer de forma inaudita, en plena homilía pronunciada por otro sacerdote, para calmar los ánimos de los feligreses que llenaban el templo. El responsable catedralicio aseguró que «se va a luchar para que una comunidad de monjitas esté aquí, que ore y rece de forma permanente a la Santa Faz».

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Y mientras llegan esas hermanas religiosas que mantengan la labor comenzada por los Jerónimos en 1490, y asumida desde 1518 por las Clarisas, el Obispado y el Ayuntamiento de Alicante se sentaron ayer mismo en la sacristía de la Santa Faz para trazar una hoja de ruta, cuyo final tienen claro ambas partes: que la Reliquia vuelva a estar bajo la protección de unas monjas. Otra cuestión es cuál será la orden religiosa que se encargue de este cometido, ya que para el alcalde, Luis Barcala, deberían ser las Clarisas, y para Ramón Egío, las hermanas que hasta el sábado custodiaban la Faz Divina «son la primera opción, pero no es la única que debemos tener en cuenta».

Por turnos

Dadas las dificultades para garantizar que la Reliquia tenga quien la proteja desde el interior de los muros del monasterio, la primera opción, la más inminente, puesta en marcha desde ayer domingo al mediodía, se basa en que seglares católicos, pertenecientes a grupos de oración parroquial, se mantengan rezando ante la Santa Faz en turnos de dos horas, cada pareja de devotos.

La medida se puso ya en marcha a partir de las dos de la tarde, cuando en condiciones normales se cierra el templo ya que no hay misa vespertina los domingos. A diferencia del sábado, que la Reliquia se quedó sola unas horas hasta la llegada de cinco seminaristas que pasaron toda la noche allí, el problema de ayer se complicaba desde bien pronto, por lo que el capellán José Luis Casanova organizó turnos de vigilia permanentes a partir de la hora de comer. «Yo seré el primero que se quede, y ya vienen de camino componentes del grupo Betania (una casa de espiritualidad), que se han ofrecido para estar junto a la Santa Faz». Según Casanova, «todas las personas de buena fe que quieran acompañarnos, serán bien recibidas».

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Con ese mismo planteamiento conciliador, Ramón Egío trató de calmar los ánimos de los devotos que se acercaron el domingo al monasterio, preocupados e indignados por la salida de las hermanas clarisas, que de forma inesperada se marcharon del convento el sábado por la noche. Como responsable del Cabildo de la Concatedral, uno de los dos patronos del monasterio junto con el Ayuntamiento de Alicante, Egío se vio «con la obligación moral de tirarme al ruedo» para aclarar «tonterías y malas intenciones que se han dicho estos días», en los que «se han cargado todas las tintas sobre una persona que está sufriendo», refiriéndose al obispo de la diócesis, Jesús Murgui.

Ramón Egío aseguró desde el altar del templo que «el Obispado y el Cabildo están desconcertados ante la salida inesperada, que hemos conocido por parte de las Hermanas Clarisas con posterioridad». Ante el problema de que la Santa Faz se quedara sola, el deán expresó con rotundidad: «Salvamos la situación como pudimos».

Antes de llegar a este punto crítico, Egío explicó que se habían mantenido «muchas reuniones y encuentros con responsables de la orden de las Clarisas y el obispo», tras las que no hubo solución al problema, sobre todo teniendo en cuenta que «el obispo no puede tomar parte de las determinaciones dentro de una comunidad religiosa. Solo puede rezar y apaciguar la situación».

Ramón Egío recalcó por activa y por pasiva que «la Santa Faz estará siempre aquí». El deán mantuvo que el monasterio «ha de seguir siendo monasterio y santuario para seguir como referente de las tradiciones y la fe de Alicante».

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La segunda preocupación del alcalde, Luis Barcala, es que el Ayuntamiento de Alicante, asumiendo la competencia de patrono de la Santa Faz, se encargue de reforzar la seguridad del exterior, el perímetro y los accesos al monasterio. Ayer, durante la misa, en el momento de mayor afluencia de personas, se situaron dos coches del Grupo Operativo de Intervención Rápida (GOIR) en la plaza de la Santa Faz. Al margen de este instante, la Policía Local tendrá una patrulla de guardia permanente en las inmediaciones del monasterio, especialmente en los accesos a la Reliquia, ya que el tránsito de «custodios» cada dos horas obliga a abrir la puerta del templo con frecuencia, incluso de madrugada.

«No se ha rezado nunca tanto»

Además del alcalde, ayer se dejaron ver por la Santa Faz políticos que acudieron a estampar su rúbrica en la recogida de firmas organizada por los vecinos para que las Clarisas regresen al convento. Entre ellos, Eva Montesinos y Carlos Giménez (PSOE), Vicente Buades y Juanfran Escudero (Cs), la exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo; y Manuel Aracil (PP de Sant Joan d'Alacant). El presidente de la Diputación, César Sánchez (PP), firmó su apoyo a las Clarisas a través de la plataforma de internet de Change.org

A los que no se vio en las inmediaciones del monasterio fue a los cinco seminaristas que pasaron la noche en vela junto a la Santa Faz. Era momento de descansar tras vivir «una experiencia preciosa. En la vida no se ha rezado nunca tanto delante de la Santa Faz como esa noche», concluyó Egío.

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