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Recursos hídricos

Los pantanos tocan fondo

Los embalses de la provincia agonizan por falta de agua en el verano más tórrido de la historia y coincidiendo con la exigencia del gobierno de Castilla-La Mancha de cortar el trasvase Tajo-Segura

Hay que retroceder veinte años atrás para encontrar unos niveles más bajos en Beniarrés. JUANI RUZ

A perro flaco todo son pulgas. Los pantanos de la provincia están agonizando con las reservas más bajas en muchos años y en el verano más tórrido que se recuerda, justo al mismo tiempo que el gobierno de Castilla-La Mancha está poniendo toda la carne en el asador para que se paralice el trasvase Tajo-Segura. De cumplirse esta exigencia, la situación en las comarcas alicantinas sería de emergencia total, toda vez que sus embalses no podrían cubrir ni de lejos la demanda que se quedaría sin atender.

Tal y como ha venido informando este diario, el gobierno de Castilla-La Mancha ha abierto una nueva batalla política por el agua, al exigir la paralización inmediata de los trasvases al Segura. El ejecutivo castellano-manchego argumenta que las reservas de los pantanos de la cabecera del Tajo -Entrepeñas y Buendía- desde los que se desembalsa el agua que va a parar al Segura y, por extensión, a la provincia de Alicante, son en estos momentos muy bajas, en concreto de 398 hectómetros cúbicos.

Desde el Gobierno del Estado, sin embargo, se mantiene que de acuerdo con el memorándum del Tajo para 2015, el límite a partir del cual no se puede trasvasar está en 304 hectómetros, por lo que el agua puede seguir su viaje hacia tierras levantinas. Con todo, Castilla-La Mancha sigue defendiendo sus argumentos y anuncia acciones legales para detener el trasvase, lo cual tendría unas consecuencias nefastas para la provincia de Alicante y sus regantes, debido sobre todo a la agónica situación en la que se encuentran los embalses.

Y es que las reservas de los principales pantanos alicantinos presentan en estos momentos una situación crítica, con unos niveles desconocidos en muchos años. La sequía que se viene arrastrando desde el ejercicio pasado, unido al verano más tórrido que se recuerda -julio ha sido declarado como el más caluroso de la historia a nivel mundial- han propiciado que las aportaciones de agua de los ríos hayan quedado reducidas a la mínima expresión.

Así, el embalse de Amadorio, entre los términos municipales de La Vila y Orxeta, se encuentra en estos momentos al 3% de su capacidad, lo que supone sólo 0,50 hectómetros cúbicos almacenados. Esta cantidad evidencia que el pantano se encuentra técnicamente seco, hasta el punto que habría que remontarse a 1984 para encontrar una situación peor.

En lo que respecta a Guadalest, en la actualidad se sitúa a un 16% de su capacidad con 2 hectómetros cúbicos. En este caso hay que retroceder hasta 2001 para encontrar un dato más crítico.

Esta falta de reservas que sufren tanto Amadorio como Guadalest, destinados principalmente al abastecimiento urbano, está teniendo sus consecuencias desde el pasado mes de mayo. Fue entonces cuando la Mancomunidad de Canales del Taibilla empezó a inyectar agua a Benidorm, Finestrat y La Vila, a través de la conducción Rabasa-Fenollar, con el objetivo de evitar cortes en el suministro de estos tres municipios de la Marina Baixa en el momento cumbre de la temporada estival.

El pantano de Beniarrés, por su parte, también presenta su nivel más agónico, en este caso desde el año 1996. Las reservas se encuentran situadas en estos momentos en 4 hectómetros cúbicos, lo que supone un 15% de su capacidad. Cabe reseñar que en este caso la finalidad del embalse es la de regular las crecidas del río Serpis y suministrar agua de riego, principalmente a los agricultores de la comarca valenciana de la Safor.

Por último, hay que hacer referencia al embalse de la Pedrera, situado en el término municipal de Orihuela, y que precisamente recibe las aguas procedentes del trasvase Tajo-Segura. En la actualidad se encuentra situado al 54% de su capacidad con 132 hectómetros cúbicos. De momento su situación es aceptable, entre otras cuestiones porque también ha empezado a recibir las aportaciones del agua de la desalinizadora de Torrevieja. Municipios como Alicante, Elche, Crevillente, Santa Pola y Aspe, así como el conjunto de la Vega Baja, reciben agua de esta presa.

Con todo, la situación en cuanto a reservas hídricas en la provincia empieza a ser crítica en este final del verano, y el cierre del trasvase podría suponer la puntilla definitiva.

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