El poder de atracción que ejerce una localidad como Altea es de sobras conocido por cualquiera que haya visitado, aunque sea sólo alguna vez, esta villa blanca y mediterránea de la Marina Baixa. Tiene la capacidad de atrapar siempre al visitante en la belleza urbana de sus calles, plazas y rincones, que en su ascender regalan hermosas vistas del azul mediterráneo. Son muchos los motivos por los que visitar Altea: arte, cultura, paisaje urbano, entorno natural, playas?y, cómo no, su gastronomía.
La cocina alteana se basa en los productos del mar y de la huerta, a partir de los que se elaboran una rica y amplia variedad de platos. Arroces, pescado y los productos de la huerta alteana, constituyen la base de la gastronomía en Altea. Y a la altura de la cocina alteana están sus excelentes restaurantes que se reparten por todo el casco urbano. Ambientes acogedores y muy mediterráneos en los que disfrutar de una buena mesa en el mejor de los entornos. Ejemplos de ellos son los que aquí están representados con establecimientos ya asentados como es el caso de La Capella, Bodegón de Pepe, Racó de Toni o el restaurante Cavas que vienen ofreciendo la mejor de las cocinas desde hace años. A ellos se unen otros de más reciente incorporación, pero igual de sugerentes y atractivos que los anteriores, como es el caso de Le Bistrot y La Maja.
Para gozar de la riqueza gastronómica y pasar una estancia agradable, Altea tiene para todos los gustos: restaurantes de cocina tradicional o de autor, vegetariana o internacional, rústicos o de diseño, con vistas panorámicas, tabernas, bares de tapas, heladerías artesanas, coctelerias, cafés, lounges?un establecimiento para cada estilo.
Sólo cabe elegir dónde queremos disfrutar del mejor de los momentos alrededor de la buena mesa.
