En el plazo máximo de diez díasdiez días, el Gobierno de Madrid le abonará a la Generalitat los 1.380 millones del rescate que estaban pendientes de cobrar para cubrir todavía el déficit de 2014 y que el Ejecutivo de Mariano Rajoy tenía bloqueados desde que la izquierda sustituyó al PP en el Consell. El titular de la Generalitat, Ximo Puig, se reunió ayer con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en un encuentro que venía marcado por la agónica situación financiera de las arcas autonómicas: sin cambio en el modelo de financiación autonómica para poner fin a la marginación y el expolio que sufre la Comunidad en ese reparto; y bajo la amenaza de nuevos impagos en el supuesto de que continúe sin llegar de forma inmediata una inyección del rescate -a través de un préstamo bajo el pagagüas del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA)- que permita disponer de liquidez para saldar deudas y facturas con proveedores.

No se trata de ningún regalo. Ni de un adelanto. Ni tampoco de una mejora de la financiación, como solicita el Consell para sus presupuestos de 2016. Es un préstamo bancario que engorda la deuda cuando, en realidad, lo que necesita el Ejecutivo de Ximo Puig son más ingresos del sistema de financiación, en el que la Comunidad está a la cola. Así que el Gobierno, bien este viernes o al siguiente, simplemente, cumplirá con la Generalitat... pero después de cerca de cinco meses de retrasos. Sin más. Y, además, sin abordar tampoco las cuestiones fundamentales: la reforma del modelo de reparto y la compensación de la deuda histórica de casi 14.000 millones que la Comunidad acumula después de décadas de quedar relegada en la tarta de los fondos del Estado. Al término de la reunión, según un comunicado de la Generalitat, Puig expresó su satisfacción por el desbloqueo de esa cantidad, pendiente de traspaso del FLA de 2014 y justificó el retraso en la entrega de fondos en razones de «carácter técnico».

«No quiero ningún premio, esto es aquello que estaba comprometido con nosotros», subrayó Puig al término de un encuentro que se prolongó por espacio de más de hora y media. Al igual que ya hizo con Rajoy sin respuesta positiva, el titular del Consell volvió a reclamar ante Montoro un nuevo sistema de financiación que sea equitativo con todas las regiones para que puedan prestar los servicios públicos en igualdad de condiciones, ha insistido. Y recordó que la Comunidad seguirá siendo deficitaria mientras no acabe obteniendo más recursos a través del sistema. La intención del presidente de la Generalitat era arrancarle a Cristóbal Montoro una fecha para iniciar la reforma del modelo de financiación, que lleva caducado casi dos años. Pero los populares no quieren abrir ese melón ahora y lo dejarán para después de los comicios del 20 de diciembre.

El jefe del Consell señaló que la Comunidad gasta en servicios sociales menos que otros ejecutivos autonómicos, pese a lo cual sigue teniendo déficit y no puede cuadrar las cuentas. Este año incumplirá el objetivo previsto y el año que viene también, una previsión que ha recogido en sus presupuestos para 2016 salvo que reciba de forma adicional 1.300 millones. Si no hay más dinero a través de la financiación y un reparto justo de los fondos, la Generalitat continuará generando déficit. Por ese motivo, Ximo Puig hizo hincapié en la necesidad de que ese nuevo modelo de reparto lo preparen inicialmente los técnicos y pidió que a principios del año que viene, transcurrida la batalla electoral, se empiece a trabajar ya en el nuevo sistema de financiación.