Sus señorías ya tienen fecha para volver a ocupar su escaño en el hemiciclo de las Cortes Valencianas: será el 19 de febrero después de dos meses de vacaciones por Navidad. Un auténtico lujo en tiempos de crisis y de un Gobierno como el de Mariano Rajoy que aprieta las tuercas a los asalariados para que trabajen más pero ganen menos.

Ayer se reunió en el parlamento autonómico la Junta de Síndics en la que el PP impusó un programa con apenas diez sesiones plenarias hasta julio -dos menos que en 2013- que incluye, además, «parones» en Hogueras, Fallas, la Magdalena de Castellón, Semana Santa y las elecciones europeas. «Lo que los ciudadanos esperan de sus representantes es que trabajen y que participen también de lo que es la vida y las festividades. Los políticos deben tener contacto directo con la realidad y lo importante es fijar un calendario que recoja también las festividades», se justificó el síndic del PP, Jorge Bellver, en un comunicado. La realidad, sin embargo, es muy tozuda: los populares quieren evitar a toda costa un mayor desgaste de la figura del titular del Consell, Alberto Fabra.

Como viene contando este periódico, el hemiciclo autonómico celebró su última sesión el 20 de diciembre de 2013, cita en la que se aprobaron los presupuestos de la Generalitat para 2014. Desde entonces, nada de nada. El propio Fabra lleva sin debatir con los síndics de la oposición desde el 28 de noviembre. Durante las últimas semanas, el PP ha decidido mantener el bloqueo de la actividad parlamentaria. Con las siglas populares pasando por su peor momento desde 1995, al alto mando del PP no le interesa abrir las Cortes para que sirvan de altavoz de la oposición. Rechazó, de hecho, las peticiones de convocar la Diputación Permanente de las Cortes que registraron el PSPV y Compromís y ahora retrasa el inicio del periodo de sesiones hasta nada menos que el 19 de febrero, cuando se celebrará el primer pleno en dos meses. Es posible que se pueda convocar alguna comisión -está previstó celebrar la de Peticiones el día 11 de febrero para iniciar la renovación del mandato del Síndic de Greuges, José Cholbi, aunque, por ahora, no se se fijado fecha para ninguna otra más- pero esas reuniones son como una competición amistosa.

Para cuando se vuelvan abrir las puertas del hemiciclo del Palau dels Borja, los diputados llevarán la friolera de 61 días sin pisarlo. Y Fabra acumulará cerca de tres meses -83 jornadas- sin debatir con la oposición. Todo un síntoma de la «parálisis» del hemiciclo autonómico que, a lo largo de este periodo de sesiones, abordará la petición del PP para reducir el hemiciclo de 99 a 79 diputados, iniciativa que no saldrá adelante por la falta de acuerdo para reformar el Estatuto; y una revisión del entramado legislativo autonómico -formado por 135 leyes- para intentar simplificarlo. La lectura, sin embargo, es que, a día de hoy, al PP no le interesa un parlamento activo. Todo lo contrario. Necesita anestesiar la cámara autonómica para evitar acumular más batalla política aunque sea a costa de elevar aún más la temperatura de la crisis institucional en la que está sumida la Generalitat.

La socialista Ana Barceló recriminó al PP que haya dejado las Cortes «sin actividad». «No quieren -dijo- que la oposición ejerza su función de control, ni que se vea que es un Gobierno agotado que o tiene medidas que aprobar para salir de la crisis», apuntó. Mónica Oltra, diputada de Compromís, protestó por un calendario «reducido a la mínima expresión». Compromís pedía 17 plenos y comisiones de estudio y que además el PP ha rechazado todas las comisiones de estudio para reflotar la construcción, la deuda histórica y el impacto del copago.. «Fabra está de retirada y se esconde. Tiene que disolver el parlamento y convocar elecciones», aseveró la coordinadora de EU, Marga Sanz.