Los vecinos de La Horteta vuelven a mostrar su malestar por las condiciones de «degradación y abandono» en la que se encuentra este barrio situado en el límite que separa las ciudades de Elda y Petrer. Este diario ya le dedicó en 2007 un amplio reportaje titulado «Tierra de nadie». Así se sintetizaba el espíritu de un enclave urbano «hipotecado» por su ubicación entre dos términos municipales con sus respectivos ayuntamientos. Ya entonces los propietarios de las sesenta viviendas afectadas acusaban a los responsables municipales de «pasarse la pelota los unos a los otros». No querían enfrentarse a los problemas de un vecindario condenado a vivir entre calles de tierra y aceras de hierba.

En abril de 2009 volvieron otra vez a la carga haciendo responsables de la situación a los gobiernos municipales de Elda y Petrer, liderados entonces por los alcaldes populares Adela Pedrosa y Pascual Díaz. En esa ocasión el reportaje llevaba por título «El barrio del olvido» porque ese era el sentir de los vecinos. Pues bien, diez años después, ahora con los socialistas Rubén Alfaro y Alfonso Lacasa al frente de ambas alcaldías, todo sigue igual. «Aquí ya nos hemos resignado a vivir entre calles más propias de una película del Oeste que de un núcleo urbano con más 90.000 habitantes y en pleno siglo XXI», dice Ramón Sala Gomis, que sigue presidiendo la Asociación de Vecinos de La Horteta a los 81 años.

La calle central del barrio, la calle Joan Martorell, no tiene letrero que la identifique. Nunca lo ha tenido. Por eso Ramón decidió hacer él mismo un cartel que colocó en la parte de Elda con el nombre de «Calle del olvido» y en la zona de Petrer con el de «Carrer olvidat». Pero ocho años después ya no queda ni el cartel. Y no es lo único.

«Cuando llueve las calles se convierten en torrentes hasta que terminan convirtiéndose en lagos en lugar de charcos. El asfalto hay que buscarlo para encontrarlo. Además, para sortear los baches algún día se producirá una desgracia porque algunos conductores se la juegan. La vieja acequia que delimita los términos de ambas ciudades está abandonada y las virutas de plástico de una empresa cercana lo ponen todo perdido», detalla el presidente. «Aquí pasan los años y nadie hace nada pero el IBI urbano sí que nos lo cobran como a cualquier otro vecino de Elda o Petrer» subraya mientras recorre la zona para mostrar todas y cada una de las carencias y deficiencias.

Ser un barrio entre dos tierras y que los dos ayuntamientos acuerden repartir sus obligaciones y asumir sus gastos supone una dificultad importante. Los vecinos lo saben pero ellos solo quieren que La Horteta deje de tener calles de tierra y aceras de hierba.