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Detrás de las cifras

La verdad a medias de los datos sobre el nivel de renta

Torrevieja y Elche aparecen en un informe del INE a la cola entre los grandes municipios de España por la riqueza de sus hogares, pero los números no se corresponden del todo con la realidad, sino que quedan distorsionados por el peso de la economía sumergida y la población estacional

Vista del parque industrial de Elche, en las proximidades de Torrellano. SERGIO FERRÁNDEZ

Un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) ponía la llamada de atención en torno a un aparente nivel de pobreza en la provincia. Según los datos del estudio Urban Audit, que mide diversos indicadores socioeconómicos de ciudades de toda Europa, Torrevieja y Elche tienen, con diferencia, las rentas medias más bajas de entre los 109 municipios españoles analizados. En concreto, se cifra en 7.985,67 euros anuales la riqueza media de los hogares torrevejenses, y en 12.193,27 en el caso de los ilicitanos. También Elda y Benidorm -las otras dos localidades alicantinas incluidas en el informe, además de la capital- aparecen en los puestos de cola por esta variable, a una distancia abismal de los tres municipios que, siguiendo esta lógica, tendrían los hogares más ricos de España. Los tres -Pozuelo de Alarcón, Las Rozas de Madrid y Majadahonda- están en el entorno residencial de Madrid, y sus rentas medias oscilan entre los 44.000 y los 54.500 euros.

Sin embargo, pese que las cifras en apariencia son irrefutables, surge la duda: ¿son realmente tan pobres las ciudades de la provincia? ¿Qué criterios se emplean para medir el nivel de renta? ¿Hay algún factor que escape al control estadístico? Desde el INE explican que la renta media de los hogares se calcula a partir de los datos de la Agencia Tributaria, a través de las declaraciones presentadas por los contribuyentes. No obstante, fuentes del mismo organismo matizan que los resultados pueden verse afectados por alguna circunstancia, como que en el municipio en cuestión haya población estacional que tribute fuera de él. Esto, en particular, añaden, puede afectar a localidades turísticas, y explicaría en parte que Torrevieja aparezca como el más pobre, y con diferencia, de entre las grandes ciudades españolas, y que en el furgón de cola estén también Benidorm y otros municipios de diversos puntos del litoral mediterráneo como Gandia, Fuengirola, Torremolinos y Marbella.

El catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Alicante (UA) Antonio Martínez Puche considera, sin embargo, que existe otro factor mucho más determinante, y que puede explicar también por qué Elche y Elda figuran en ese grupo de ciudades con las rentas más bajas de toda España: la economía sumergida. Tal y como señala, este fenómeno «se da en todos los lugares donde existe un clúster en torno a un mismo sector». Así, el trabajo no reglado en la industria del calzado está muy arraigado en Elche y Elda -al igual que ocurre en torno al juguete y el textil en otras localidades alicantinas-, y en los municipios turísticos es la hostelería la que más concentra por lo general las actividades económicas no sujetas al control oficial. Esto último vale, incide el catedrático, tanto para Torrevieja como para otros puntos del litoral.

La crisis, añade Martínez Puche, ha contribuido a agravar estas dinámicas y, en este sentido, hace hincapié en que Torrevieja ha salido especialmente mal parada y eso provoca que sus indicadores socioeconómicos sean aún peores. «El propio modelo turístico torrevejense lo condiciona», apostilla. Así, explica que durante años «se fue a lo fácil, a vender ladrillo», produciéndose una «falta de especialización económica». Paralelamente, otras actividades tradicionales muy asentadas, como la industria salinera, se sumían en el declive. De esta forma, una vez que se ha construido prácticamente todo el suelo disponible, y que además el mercado inmobiliario se ha saturado, «poco se podía hacer».

Con estas premisas, se ha llegado a un punto en el que «no hay estructuras ni condicionantes» para revitalizar la ciudad, por lo que «se necesita hacer un análisis exhaustivo de lo que hay, y diseñar una estrategia para ver por dónde se puede tirar». La UA y el Ayuntamiento de Torrevieja, a través de su Agencia de Desarrollo Local, han iniciado contactos para tratar de definir algunas de estas ideas. Martínez Puche comenta que, entre otros aspectos, se intentarán «establecer dinámicas de participación», de manera que la población tenga más capacidad decisoria en la gestión municipal. Asimismo, se buscará la fórmula para acogerse a planes de ayuda europeos, entre otros aspectos.

El catedrático de Geografía Humana admite que «la reconversión del modelo es difícil», pero posible en todo caso y que, además, se puede al mismo tiempo «apostar por otros elementos que siempre han estado ahí, como el parque natural» de las salinas. La clave, según Martínez Puche, es que la situación «se vea como una oportunidad» para cambiar las cosas. Un planteamiento parecido al que se intenta desde Elche, aunque esta ciudad tiene componentes muy distintos a los de Torrevieja.

En la capital del Baix Vinalopó, el efecto de la crisis y la economía sumergida dan pie a los datos de bajo nivel de renta ofrecidos por el INE, aunque la realidad es más diversa y compleja, tal y como señalan fuentes municipales. Así, aluden a la intensa actividad industrial, junto con apuestas como un turismo de tipo más urbano y la agricultura del campo ilicitano.

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