Las mujeres se han convertido, junto con los mayores y los más jóvenes, en uno de los colectivos más golpeados por la crisis económica mujeres y todo apunta a que también la recuperación será más dura para ellas. Hace ya bastante tiempo que el número de paradas de la provincia -más de 110.000- supera ampliamente al varones que se encuentran en la misma situación -unos 94.000- pero es que, aquellas que tienen la suerte de encontrar un trabajo también tienen que aceptar, por lo general, peores condiciones.
La prueba más evidente es que son las trabajadoras las que acaparan la inmensa mayoría de los empleos a tiempo parcial -los popularmente conocidos como «minijobs»-, tiempo parcial la modalidad de contratación que más se está expandiendo y que, según los sindicatos, supone la perpetuación de la situación de pobreza a la que se enfrentan muchos trabajadores hoy en día.
Así, por ejemplo, de todos los contratos firmados por mujeres en alicante durante el pasado mes de octubre, hasta el 58,7% eran para desempeñar ocupaciones a tiempo parcial, siete puntos más que en el mismo mes de 2011, antes de que la reforma laboral favoreciera este tipo de empleos. Mientras, en el caso de los hombres sólo el 32,3% tuvo que aceptar un trabajo por horas y la inmensa mayoría consiguió ocuparse a jornada completa.
Llama la atención, además, que la extensión de la media jornada se haya producido tanto en los empleos temporales, como en los indefinidos, donde su utilización prácticamente se ha triplicado en estos tres años, según los datos oficiales del Ministerio de Empleo.
En términos generales, si gracias a los efectos de la recuperación económica el volumen total de contratación se ha incrementado un 34% desde el otoño de 2011, en el caso del empleo por horas se ha disparado más de un 46% en el mismo periodo.
Salto atrás
Según denuncia la secretaria de Igualdad de UGT en l'Alacantí, Yolanda Díaz, estas cifras no hacen sino reflejar el importante «salto atrás que ha supuesto la crisis económica en la integración de las mujeres en el ámbito laboral». Y no sólo porque muchos responsables de Recursos Humanos aún muestren importantes prejuicios a la hora de contratar a una trabajadora por si se quedan embarazadas -como dejó claro la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol, al señalar que prefería a mujeres que ya no estuvieran en edad fértil-, sino también porque el recorte de los servicios sociales y asistenciales les ha afectado especialmente. «Por desgracia, aún cargamos con la mayoría de las tareas domésticas y también se nos asigna el cuidado de los niños y los enfermos. Con el cierre de centros públicos muchas mujeres se han visto obligadas a quedarse en casa o a trabajar menos», señala Díaz.
En la larga lista de agravios hacia las mujeres que expone la dirigente ugetista destacan la práctica supresión de las ayudas que establecía la Ley de Dependencia y la paralización de las políticas para fomentar la conciliación de la vida familiar y laboral. «Se estaba discutiendo crear un permiso de paternidad de seis semanas independiente del que disfruta la madre y se ha aparcado indefinidamente», explica Díaz. «Tampoco se han creado nuevas guarderías ni nada que ayude a las mujeres a reincorporarse al trabajo. Así será muy difícil que la recuperación les alcance», se lamenta la sindicalista alicantina.
