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Las grietas del Castillo

La máquina que expende los tiques del ascensor se rompe continuamente, la Sala Larga cierra al público por desprendimientos y las papeleras se caen

Una de las 13 papeleras que están fuera de su sitio o en el suelo JOSE NAVARRO

Pobre mantenimiento. Cada vez tiene más goteras el Castillo de Santa Bárbara, que en un solo día de Semana Santa recibió 1.800 visitantes. Aparte de sillares fuera de su sitio, hay salas cerradas y máquinas de tiques que no funcionan. Quizá la clave está en que se lo dividen tres áreas municipales, y unos por los otros, la casa sin barrer.

Dos euros y medio cada viaje. Esto es lo que cuesta subir al Castillo de Santa Bárbara desde la playa por ascensor, por lo que la recaudación puede dispararse en temporada alta, como ocurrió esta última Semana Santa, con 1.800 entradas vendidas en un solo día. Nada más terminar Pascua la máquina expendedora de tiques se estropeó, y el Ayuntamiento ha estado más de tres semanas sin recaudar este dinero ya que, al no funcionar, los turistas subían gratis a la fortaleza. De esta contingencia informaba un cartel colocado en la máquina hasta que se reparó, el jueves, aunque ayer volvió a averiarse. De nuevo tuvieron que llamar a la empresa encargada del mantenimiento. «Es mucho más lo que pierde el Ayuntamiento con los visitantes que suben gratis que lo que cuesta la reparación», explicaron fuentes municipales. Éstas indicaron que «olvidaron» incluir la máquina cuando se instaló el nuevo ascensor y se renovó el túnel en una actuación que costó 1,2 millones, y que el expendedor se instaló al margen, aunque se estropea continuamente, como explicaron varios alicantinos que suben asiduamente y que llevan semanas cogiendo el ascensor gratis. «Siempre hay cositas porque se usa mucho», justificó el edil de Cultura, Miguel Valor.

Pero más grave quizá es el cierre, desde finales de marzo y ordenado por la Concejalía de Cultura, de una de las salas del Castillo, que se restauró hace tres años dentro del plan E, la Sala Larga, donde se exponen fotografías, cuadros y escudos de piedra, que actualmente no se puede visitar por un problema de desprendimientos que sufre el techo. Éste se suma a la presencia de sillares desperdigados por diversos puntos del Bien de Interés Cultural, como publicó este diario el pasado día 10, tanto en los accesos como en el baluarte de Santa Ana. Algunos sillares, que se levantaron por fugas de agua y que llevaban meses en el suelo, señalizados con vallas, están por fin en su sitio, y el Ayuntamiento ha ordenado ampliar una rampa para poder retirar las grandes piedras que quedaron diseminadas junto a las murallas cuando se hizo la cafetería. Por cierto, que la rampa para minusválidos de este establecimiento lleva tres meses estropeada y con cinta de Policía, desde que un usuario se quedó atrapado y tuvo que ser rescatado, y seguirá así hasta que pueda entrar en la contrata de mantenimiento de los ascensores de la ciudad.

Valor confirmó que tuvieron que cerrar la Sala Larga por problemas con el artesonado de listones de madera blanca que se colocó para cubrir una bóveda de obra que no quedaba vistosa. «Hemos pasado el informe a Atención Urbana para la reparación, y el personal que había allí lo hemos trasladado temporalmente al aljibe, una de las salas más bonitas que tenemos y donde se proyecta un audiovisual sobre el agua, que recibe a más de 200 personas al día en visitas guiadas, cada vez más».

El concejal de Cultura reconoció que la estructura de la Sala Larga, «la menos importante», es una marquesina de madera, un falso techo «que no remataron bien, y no está en condiciones».

Atención Urbana envió a los técnicos a hacer una valoración de los trabajos necesarios para acabar con los desprendimientos y asegurar el techo, y se han presupuestado en 8.000 euros. «Está pendiente de cuando se pueda hacer económicamente. Intentaremos asumirlo entre los dos departamentos», dijo el edil del área, Andrés Llorens. Al menos permanecerá dos meses cerrada.

Asimismo, más de una docena de papeleras del Castillo están rotas o fuera de su soporte, incluso en el suelo, algunas desde hace dos y tres años. Aunque los trabajadores las han soldado, terminan rompiéndose de nuevo, y solo quedan tres nuevas en la Plaza de Armas.

Además, hay hasta seis modelos diferentes repartidos por la fortaleza, y en el Macho del Castillo quedan dos del primer modelo que hubo en Alicante. En el Baluarte de la Reina, donde está el merendero, han instalado cubos de basura y van a retirar las papeleras, que son abiertas, porque las gaviotas sacan los desperdicios y los esparcen por el suelo. Demasiados problemas para un BIC, que, como reconoció uno de los ediles, puede tener que ver con que el Castillo tiene las competencias divididas: los museos y el ascensor pertenecen a Cultura, el mantenimiento a Atención Urbana, y la máquina de los tiques del ascensor al área de Hacienda.

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