Es un rincón recóndito del cementerio de Alcoy, con entrada propia desde la calle -herencia de tiempos pasados-, pero que tiene su encanto particular. Es la antigua zona civil del camposanto de Cantagallet, integrada en el conjunto del recinto desde la aprobación de la Constitución y que hasta entonces acogía los entierros de las personas que no podían o no querían ser enterradas bajo los auspicios de la Iglesia Católica.
Hoy en día, sigue siendo una zona de enterramiento, pero muy minoritaria. «Un año hay dos entierros y al siguiente ninguno», explican fuentes del camposanto, que subrayan que en general se trata de personas agnósticas que han pedido especialmente ser inhumados en esta área.
El recinto, sin embargo, se encuentra situado en una cota inferior, lo que motivaba que el único acceso se hiciese a través de una escalera (la puerta de la calle solamente se abre por la festividad de Todos los Santos), lo que generaba problemas. A iniciativa de la concejalía de Obras y Servicios, la situación cambiará de manera inmediata, pues en los últimos días se ha puesto en marcha el proceso para la construcción de una rampa, de manera que se facilite la visita de este recinto, como ocurre con el resto del camposanto.
Esta iniciativa, que concluirá en breve, apunta además a la proximidad de la fiesta de Todos los Santos, que propiciará que el cementerio sea objeto de una intervención general de saneamientointervención general de saneamiento, de cara a la época de más visitas del año.
Hay que significar que el camposanto de Alcoy está registrando un notable reconocimiento por sus atractivos artísticos, lo que le ha llevado a ser finalista en un certamen nacional, promovido por una revista del sector. Todo esto, unido a la inclusión en la Red Europea de Cementerios, ha disparado las visitas, convirtiéndolo en un destino turístico.
