El año que viene alcanzará sus primeros veinticinco años, pero ya se ha convertido en el icono de un cementerio que tiene varios más, como algunos panteones destacados o las galerías subterráneas. Concebido para albergar el osario general, que se encuentra en el subsuelo, y el panteón de alcoyanos ilustres, la segunda función apenas la ha cumplido, ya que solamente están enterrados allí Ovidi Montllor y Eduardo Latorre; el Ayuntamiento de Alcoy tiene el compromiso de la familia de Ramón Castañer de trasladar sus restos, si el recinto es mejorado.

Y el Ayuntamiento está en ello, pues estos días está culminando la ejecución del proyecto de reparación que se aprobó el pasado mes de octubre, cuando Paco Blay era el concejal responsable de Obras y Servicios, cometido que ha asumido actualmente Natxo Gómez.

La actuación ha alcanzado un importe de 13.800 euros, cantidad que, fundamentalmente, se ha empleado en subsanar los importantes daños internos que habían ocasionado las filtraciones por las lluvias, deteriorando de forma significativa el revestimiento de la cúpula. De hecho, ya se aprecia el resultado y el cambio que ha experimentado esta bóveda interior.

Aparte, se está efectuando un saneamiento general tanto del interior como del exterior, reforzando o sustituyendo baldosas deterioradas o simplemente caídas, con el fin de conseguir un adecentamiento del recinto. El proyecto también contempla una mejora de la ventilación, pero evitando en lo posible la entrada de lluvia, y la colocación de una nueva instalación eléctrica.

Por este motivo, el acceso al cenotafio, que habitualmente suele tener numerosos cirios encendidos, ha estado cerrado en las últimas fechas, en tanto se están ejecutando los trabajos de consolidación y mejora. Hay que significar que posiblemente el recinto no ha sido más utilizado para sepulturas por causa del deterioro de su estructura y la falta de iluminación interior, cuestiones que van a quedar resueltas ahora con la intervención en curso.

Por último, Natxo Gómez ha indicado que se va a colocar una piedra-lápida de granito grande, con el fin de insertar los nombres de las personas que vayan siendo enterradas en el recinto.