«El alcalde Pedro Hernández dijo que el Pascual Flores iba a ser el castillo de Torrevieja... sí, el castillo... de naipes». Así resumió ayer el concejal de Cultura, Domingo Pérez (PSOE), la especial singladura -siempre sin salir de la bahía- del pailebote al que ayer se le retiró toda la arboladura. Desde el bauprés, en la proa, al trinquete, pasando por el palo mayor. El mesana, ubicado popa, ya pasó a la historia hace dos años. Todos podridos. No han durado ni diez años. La recreación del velero se terminó en 2009 -el casco se botó un año antes-y desde entonces todo han sido problemas. La mayoría derivados de la falta de actividad de un barco de propiedad municipal cuya recreación costó-oficialmente- 4,5 millones de euros.

El concejal dijo que se está actuando por dos razones. La primera, y más importante, evitar problemas de seguridad. Por decirlo coloquialmente: que los palos no se vinieran abajo en una zona transitada por visitas de los museos flotantes -el pailebote no es visitable pero su estampa, con arboladura, sí ha sido punto de atracción junto al submarino Delfín-. Y, en segundo lugar, preparar la nave para que sea trasladada a un astillero y se lleve a cabo la reparación.

Según Pérez, el rápido deterioro de la madera, a falta de un estudio más exhaustivo, estaría determinado por el hecho de que no presentaba las condiciones para su uso en el momento de la instalación -estaba muy húmeda-. Los esfuerzos de mantenimiento no pudieron frenar el proceso. El concejal indicó que, como ejemplo, el gemelo del pailebote -el Carmen Flores, construidos también en una playa de Torrevieja a principios del siglo XX-, amarrado en el museo naval de Barcelona y que navega, tiene todavía en uso su arboladura original.

El equipo de gobierno ha rescatado ahora la idea de que sea la Fundación Nao Victoria, especializada en la gestión de barcos históricos, la que se haga con la cesión del velero. Idea en la que trabajó en el anterior mandato el edil Luisma Pizana (PP). La entidad andaluza llegó a realizar una evaluación del estado del pailebote en un astillero de Algeciras -con el traslado de la embarcación-. Cuando hubo cambio de gobierno en 2015 el acuerdo, ya muy avanzado, fue descartado por el municipio.

La firma contratada para retirar la arboladura está vinculada a la Fundación Nao y va a intentar conservar algunos elementos. Los trabajos suponen un gasto de menos de 15.000 euros. Los técnicos especializados subrayan que el casco, al margen de algunos problemas mantenimiento, presenta buen estado de conservación. Pérez no quiso aventurar el coste de la renovación de la arboladura.

Alta escuela de vela

La historia de la malograda recuperación de este barco de cabotaje como símbolo y referente de la historia de Torrevieja cumple ahora 20 años. El entonces alcalde Pedro Hernández impulsó la adquisición del original -el construido en una playa de Torrevieja a principios del siglo XX, atracado en el puerto británico de Bristol, por casi 200.000 euros. Cuando llegó a Torrevieja se comprobó el lamentable estado de la nave, que terminó destruida en un vertedero de Bigastro. Sí se sometió a un escaneo para poder recrear una réplica. Cuando el barco era una realidad el Ayuntamiento ya no tenía una idea clara de qué hacer con él después de que la Generalitat con Francisco Camps incumpliera su promesa de dedicarlo buque de alta escuela de vela. Entonces quedó amarrado, sin llegar a navegar, como pieza de los museos flotantes.