Pilar de la Horadada se ha convertido en el epicentro nacional del comercio de flores, que tiene su mayor volumen de ventas estos días con motivo de la campaña del 1 de noviembre, día de Todos los Santos. Más de 2 millones de tallos saldrán de los almacenes de la mayor cooperativa de flores de la franja mediterránea, Flomar, a todos los rincones del país, tanto a floristerías como a comercios mayoristas. La siembra se centraliza en la Vega Baja, principalmente, y en el Campo de Cartagena, y después se comercializa la producción en los almacenes que la cooperativa tiene en Pilar de la Horadada. Esta campaña supone el 20% de sus ventas anuales, que se estima en unos 12 millones de flores. «Las flores son para Todos los Santos como el turrón para la Navidad», resume en una frase el gerente de Flomar, Francisco Carrasco.
Aunque la cooperativa, que cuenta con 20 socios, tiene un importante nivel de exportación, a países como Inglaterra o Italia, para el 1 de noviembre las ventas se centran en el territorio nacional, a comunidades como las de Madrid, Galicia, Cataluña y Andalucía. Los gustos no han variado en estos años y se mantiene la tradición de dejar las mismas flores a los seres queridos, como son las rosas (sigue siendo el producto estrella), los claveles, las margaritas, lilium, gladiolos y estartices. Aunque últimamente también se reclaman algunas flores exóticas que son de importación como las orquídeas o la esterlicia (conocida como ave del paraíso), pero sus ventas son menores que la de las plantas que se cultivan en el sur de Alicante y en Murcia.
Altas temperaturas
Los productores de flor han sufrido mucho este año. Las altas temperaturas que llegaron pronto han puesto en riesgo la producción ya que se temía que las flores salieran antes y no llegaran para la gran campaña anual que es la de Todos los Santos. Al final no ha sido así, para respiro de quienes se dedican al cultivo y a la venta de flores. Carrasco explica que «hemos tenido suerte de que no se haya adelantado la floración porque se ha mantenido el volumen de anteriores años y una calidad óptima». También se ha evitado un encarecimiento del producto al no haber tenido que adelantar la fecha de corte. Solo en algunas especies, muy concretas, el precio ha subido ligeramente con respecto a campañas anteriores, como es el caso de la paniculata.
La actividad es frenética estos días en los almacenes de Flomar. Los trabajadores se encargan de guardar en un lugar adecuado las flores que llegan cortadas directamente de los campos que tienen a su alrededor, y de ir preparando los envíos que agotarán todo el stock que tiene la cooperativa. Las furgonetas van llegando para cargar las flores que adornarán en unos días los cementerios de todo el país. «Debido a la fuerte demanda se crean puestos de trabajo en estas fechas, aproximadamente un 30% aumentan las contrataciones, sobre todo en el campo para la recogida de la flor, aunque también en el almacén, entre mano de obra directa e indirecta», señala Carrasco.
No obstante, aunque la tradición se sigue manteniendo, los productores aseguran que la tendencia es a ir a un menor número de ventas en estas fechas. «Vemos una tendencia al descenso en la venta de flores para Todos los Santos, porque aunque la tradición se mantiene entre los mayores, los jóvenes cada vez van menos a los cementerios, es una festividad que se ha estancado en ese sentido», explica el gerente de Flomar. La Vega Baja cuenta con un clima ideal para el cultivo de flores, con temperaturas suaves en otoño, calor en verano y muchas horas de sol. «Hay 3 o 4 grados menos que en el norte y noroeste de Murcia, que es otra gran zona productora de tallos, y eso nos da una mayor competitividad a nosotros». La comarca espera seguir liderando el comercio de flores.
