Dos mil cien parejas de gaviota de Audouin gaviota Audouin han anidado este año en la colonia de las salinas de Torrevieja. En un hábitat extremo, pero dentro de la misma explotación, sobre una explanada cuajada de salicornia, se amagan las crías entre la vegetación protegiéndose del inclemente sol y de los intrusos que se acercan a estudiarlas.

Las parejas reproductoras han sido confirmadas en el censo realizado esta semana a instancias de la compañía explotadora de las salinas, Grupo Salins, que fue completado con el anillamiento de 200 crías el pasado viernes, número que convierte a esta colonia en una de las más importantes del mundo. Si en la década de los 60 solo sobrevivían en todo el planeta 800 parejas de esta especie endémica del Mediterráneo y la costa atlántica africana - según el estudio realizado por Juan Bécares, José Manuel Arcos y Daniel Oro-, ahora superan las 21.300.

Llegaron para quedarse, aunque nadie sabe por cuánto tiempo, ni por qué. Y están ahí, entre la antigua e imponente garbera de piedra y la orilla de la excéntrica laguna rosa. Esparcidos sobre el suelo del saladar huesos de pequeños animales, barcas de sepia y restos de los «banquetes» de sardina y boquerón por gentileza de los descartes de la cercana flota pesquera torrevejense, dan buena cuenta de la dieta seguida por estas gaviotas.

Confirmaban expertos como el biólogo Juan Antonio Pujol o el presidente de la Junta Rectora del Parque Natural, Javier Durá, que participaron en el anillamiento, que este año la mortandad de crías de Aoudouin ha sido mayor que otras veces porque el período de nidificación y cría coincidió con varias semanas de «sequía» en las capturas de la flota pesquera de cerco. Sólo hay que ver la llegada de las «traíñas» a primera hora de la mañana acompañadas a popa por una estela de cientos de gaviotas para adivinar la importancia de este recurso fácil para las aves. A este déficit se suman las tormentas de final de primavera que han afectado a los ejemplares más pequeños.

La colonia sin embargo es de ubicación reciente. El delta del Ebro o el puerto de Castellón censan más parejas pero en distintas localizaciones. Por qué recalaron por las salinas de Torrevieja es uno de sus enigmas, aunque se sabe que los primeros ejemplares procedían de la Isla Grosa en el Mar Menor y del delta. Pero su descubrimiento fue de lo más casual. Allá por el 2003 José María Cano, fotógrafo y salinero, captó con su cámara a una pareja de «gavinas» nidificando. Nada importante... hasta que la enseñó casualmente al biólogo Pujol, quien no sólo puso nombre y apellidos a la gaviota en cuestión, sino que descubrió al mundo que la Audouin nidificaba en el corazón de las salinas de Torrevieja.

Desde entonces la colonia, que está protegida, no ha hecho más que crecer desde unas pocas parejas a los miles de ejemplares actuales. Pujol cree las medidas de protección exigidas por la Generalitat a la concesionaria, y las «facilidades» para encontrar alimento ( descartes de pescado y desperdicios de la actividad humana) han sido claves de este éxito que ha convertido las salinas de Torrevieja en un santuario para la Audouin.