Los oriolanos se encontraron anoche con una imagen nada habitual al alzar la mirada hacia el Monte de San Miguel. A lo alto, unas luces llamaban la atención y dibujaban perfectamente la silueta de lo que queda del Castillo de Orihuela. Sus ruinas quedaron a la vista de todos con la intención de reivindicar la presencia de este Bien de Interés Cultural y denunciar su grave estado de abandono. La Asociación Castillo de Orihuela fue la impulsora de la iniciativa. Un grupo de unas 50 personas emprendieron la marcha desde el Seminario a las 21 horas para instalar los focos que iluminaron por unas horas el Castillo, que volvió a tener el protagonismo en la ciudad que nunca debió perder.

Es el segundo año en el que se lleva a cabo esta iniciativa el viernes más cercano al 28 de mayo, una fecha escogida para recordar ese día de 1707 en el que un rayo cayó sobre el castillo destrozando gran parte de la fortaleza y llevándose la vida de más de 90 soldados. También se recuerda a los héroes de la revuelta mudéjar de 1264.

El presidente de esta asociación, Juan Ignacio Caballero, explicó que «reivindicamos la presencia del castillo en la trama urbana ya que ha perdido el protagonismo y solo se le recuerda como el Castillo de los Moros durante las fiestas de la Reconquista, ya que aquí surgió la leyenda de la Armengola». Sin embargo, su deterioro obliga a conmemorar la toma del castillo en una fortaleza de cartón piedra. El castillo tuvo actividad desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII. Actualmente el lugar suele estar lleno de basura y los actos vandálicos están deteriorando las ruinas que se conservan.