Grupo Salins, propietaria de la explotación de las salinas de Torrevieja, ha iniciado una operación de aprovisionamiento de sal desde sus instalaciones en Túnez para garantizar la demanda de los clientes tradicionales. Barcos cargueros procedentes de Sfax descargarán miles de toneladas en el puerto de Torrevieja en las próximas semanas. Está ocurriendo por segundo año consecutivo. En 2017 llegaron 100.000 toneladas de sal al puerto de Torrevieja desde distintos puntos del Mediterráneo con explotaciones salineras. En este ejercicio serán muchas menos: 21.000, según confirmaron a este diario fuentes de la salinera torrevejense.

El impacto de las lluvias torrenciales de finales de 2016 y principios de 2017 todavía colea. La gran cantidad de agua dulce que penetró en la laguna diluyó la concentración de sales necesaria para que precipite sobre el lecho -300 gramos de sal por litro-.

También inutilizó temporalmente las instalaciones industriales necesarias para llevar a cabo la extracción -pensadas para una profundidad de la laguna que casi nunca varía de poco más de un metro a lo largo de 1.700 hectáreas de lámina de agua.

La «cosecha» de 2016/2017 -los ejercicios se cuantifican de agosto a julio-, pese a las medidas de urgencia que adoptó la empresa, como evacuar el exceso de agua a la vecina laguna de La Mata, apenas superó las 250.000 toneladas cuando una buena «cosecha» se sitúa en torno a las 700.000 -lo que sitúa a estas salinas como una de las principales de Europa, sobre todo desde el punto de vista de la exportación por sus instalaciones portuarias.

El volumen de extracción este año ha sido mucho mayor -alcanza las 500.000 toneladas-, gracias al esfuerzo de la plantilla y las inversiones realizadas para reparar algunas de las infraestructuras dañadas, pero todavía así la empresa necesita un margen para poder atender a sus clientes en el momento del año y con la rapidez de embarque con la que la demandan.

Las salinas quieren «cumplir» con sus clientes. Y asumen el coste del flete de mercantes desde la costa de Túnez a Torrevieja. La misma sal embarcará a destinos del resto de Europa a finales del verano y principio de otoño para hacer frente a otro invierno: el principal uso de la sal de Torrevieja no es alimentario, aunque la firma sí reserva una parte de la producción para comercializa sal de mesa con la marca de las salinas de Torrevieja. El miércoles comenzó la descarga del mercante «Celina» con 6.000 toneladas de capacidad procedente de una de las tres salineras convencionales con las que el grupo francés cuenta en Túnez -entre todas producen un millón de toneladas al año-.

Camiones

En las próximas semanas está previsto que lleguen otros tres mercantes para descargar más sal. Para esta operación la salinera no puede utilizar su tecnología de traslado de producto del muelle del puerto a través de una cinta mecanizada -que funciona a una velocidad a 2,5 metros por segundo- y que es la que permite embarques en tiempo récord, reduciendo costes de flete -algo especialmente atractivo para la demanda en un mercado con mínimo valor añadido-.

La descarga, algo que ha ocurrido en contadas ocasiones en los últimos años, es más complicada. Una pala cargadora llena las bañeras de los camiones. Estos vehículos realizan constantes viajes de ida y vuelta por la avenida de Pinoso hasta llegar a las instalaciones salineras. La mercantil está teniendo especial cuidado para evitar que se produzcan residuos de sal en la carretera, en ese transporte de poco más de un kilómetro. También se ha señalizado el acceso al muelle de Poniente para prohibir el aparcamiento. La sal acaba en las grandes «montañas» de sal que se divisan desde cualquier punto de la ciudad. Cuando sea necesario harán el camino inverso para partir vía marítima.

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La salinera de Torrevieja garantiza la demanda de sus clientes con sal tunecina

Mientras mercantes llegarán para descargar sal otros lo harán para llevársela. Este puerto turístico -tres marinas deportivas- todavía registra un movimiento anual de unos 100 mercantes.