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Torrevieja importa sal por primera vez en 30 años tras perderse la producción

Un carguero alemán descarga 3.500 toneladas en el puerto procedente de una salinera tunecina que es propiedad del mismo grupo francés

Un carguero está desembarcando sal en el puerto de Torrevieja desde ayer. Es la primera vez en tres décadas que la compañía salinera se ve obligada a recurrir a los excedentes de sal de otras explotaciones del mismo grupo para poder cumplir sus compromisos de venta al mercado nacional de sal. Y lo que es más llamativo, fletar un mercante para abastecerse de sal suficiente para cubrir esa demanda. El «Bremen Elena», con bandera alemana, y poco más de cuatro mil toneladas de capacidad, atracó el domingo en el dique de Poniente de Torrevieja procedente del puerto adriático italiano de Chioggia. A escasos veinte minutos de esa ciudad, Salins du Midi, grupo francés propietario de las salinas de Torrevieja, explota unas salinas tradicionales, las de Porto Viro. Sin embargo, la sal procede de otra explotación perteneciente al grupo en Túnez, y lo más probable, aunque es un extremo que la empresa no ha confirmado, el buque hiciera escala en el puerto italiano con el mismo objetivo que en Torrevieja.

Esta sal que llega a granel puede destinarse a varios usos en el mercado nacional, porque la salinera, además de las instalaciones de extracción de sal cuenta con maquinaria de refinado y empaquetado.

Habitualmente llegan a Torrevieja en torno a cien mercantes al año para embarcar sal en sus bodegas. En los últimos meses las espectaculares entradas de estos buques por la bocana de Torrevieja han brillado por su ausencia. En especial finales del año pasado y principios de este, que es el principal periodo de abastecimiento para hacer frente a los temporales. La mitad de la producción habitual de las salinas torrevejenses, en torno a 250.000 toneladas de sal, sale por vía marítima con destino a mercados nacionales -sobre todo la industria química en Galicia- e internacionales: los puertos de la costa occidental de África, Estados Unidos, Inglaterra y países nórdicos, entre otros destinos. Con uso para el deshielo de carretera, donde es especialmente apreciada por dejar menos restos sólidos que la sal gema.

Toda la tecnología de transporte de sal desde la laguna de Torrevieja al puerto, creada en los años ochenta de forma específica para la explotación torrevejense, está consagrada al embarque a granel de sal y no para la operación inversa de descarga. Ayer varios camiones bañera y palas frontales realizaban ese trabajo de descarga.

La decisión de la salinera, que no ha sido anunciada por la empresa, se produce ante la pérdida de la producción de sal prevista por las salinas hasta final de este año a causa del excepcional ciclo de lluvias torrenciales que vivió Torrevieja entre diciembre y febrero pasado, y que dejó, según los datos ofrecidos por la salinera a las distintas administraciones, hasta 11 hectómetros de agua dulce, procedente de los barrancos de la orilla oeste de la laguna de Torrevieja y de los grandes colectores de evacuación de las urbanizaciones -Las Torretas, la circunvalación y la Hoya- en la orilla sur.

Por todos los medios

La empresa intentó por todos los medios evacuar una parte de esas aguas, 4 hectómetros, al mar. Realizó reuniones con la Generalitat y con el Ayuntamiento, en un esfuerzo de relaciones institucionales poco habitual para la multinacional en España. Sin embargo, no obtuvo el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente. Ni para utilizar las infraestructuras de la desalinizadora para arrojar sus salmueras al mar; ni para el propio vertido por el efecto ambiental que se pudiera producir sobre la pradera de posidonia, protegida desde el Tabarca al Cabo de Palos, paralelo a la costa. Las salinas sí lograron autorización de Generalitat para trasvasar un hectómetro de esas aguas desde la laguna de Torrevieja a la de La Mata.

En condiciones normales, con un régimen de lluvia de apenas 250 litros por metro cuadrado al año, las salinas de Torrevieja son capaces de producir hasta 600.000 toneladas de sal, además extrayendo durante casi todo el año -algo que es inviable en las salinas tradicionales, donde la producción se concentra en primavera y verano-.

La entrada excepcional de agua dulce -en torno a 400 litros por metro cuadrado entre diciembre y marzo- ha provocado la disolución de las salmueras. Esas salmueras son las que terminan precipitando en el lecho de las lagunas para formar las capas de sal. Las lluvias no solo han provocado que la concentración de sal en el agua sea mucho menor de la habitual, también afectaron por inundación a las propias instalaciones industriales de las salinas. La empresa no ha llegado a informar oficialmente de ninguno de estos extremos.

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