Towfid B., un marroquí de 29 años, lleva años y medio en prisión después de desarmar a un guardia civil que había ido a identificarlo, y al que agredió, al igual que a su compañero, mientras este cogía el arma como podía para evitar que pudiera quitar el seguro y, quizá, accionar el gatillo. El fiscal quiere que el incidente, ocurrido el 7 de abril del pasado año en la calle Adolfo Cardona Pascual, de madrugada, en Callosa de Segura cuando el inmigrante iba en una bicicleta, se salde con diez años de cárcel por un delito de atentado contra agente de la autoridad, dos de lesiones y otro de daños. La acusación particular eleva su petición de penas hasta los once años de prisión.

El relato de hechos que hace el Ministerio Público no aclara los motivos por los cuales el inmigrante se revolvió de una forma tan agresiva contra los agentes que iban a identificarlo pero si realiza una detallada descripción de lo ocurrido esa madrugada. Según su escrito, el acusado «se revolvió de forma violenta y sorpresiva, arrancó la carcasa de un espejo retrovistor estacionado y comenzó a golpear en la cabeza a uno de los guardias con él. El agente intentó zafarse de esa lluvia de golpes y su agresor aprovechó, siempre según el atestado, para arrebatarle la pistola que colgaba en el cinturón, en la parte trasera de su cuerpo.

Quizá en aquel momento se paró el mundo para aquel guardia civil porque le apuntó con ella. El agente tuvo la sangre fría para coger la parte delantera del arma en plena refriega «impidiendo al acusado cargarla». Mientras, su compañero acudía en su auxilio. El agresor tuvo fuerza para, antes de soltar el arma, arremeter también contra él, «propinándole fuertes puñetazos en los antebrazos». Finalmente, pudo ser reducido por ambos guardias civiles.

Towfid tendría que haber sido juzgado hace unos días por estos hechos pero no se procedió a su traslado desde el penal de Puerto de Santa María, donde se encuentra. Los dos policías sufrieron lesiones y reclaman. Uno de ellos tuvo un traumatismo craneoencefálico, contusiones y erosiones en ambas rodillas, contusión cervical, contusión facil y en un hombro, herida superficial en un dedo y en el pabellón auricular. Estvo 43 días de baja de los que 14 fueron impeditivos, refleja el parte. Su compañero sufrió una contusión en el hemotórax derecho, parestesias en miembro superior derecho, dorsalgia postraumática y cervicalgia. Necesitó un collarín cervical y rehabilitación. Estuvo 26 días impedidos para realizar sus tareas.

La petición no acaba aquí. El fiscal recuerda que el acusado deberá indemnizar a los guardias civiles en las cantidades de 2.130 y 1.560 euros por estos hechos, pagar el pantalón roto de uno de ellos a la Dirección General de la Guardia Civil (32,67 euros) y reponer el espejo retrovisor que arrancó y que se convirtió en su arma (51,20 euros).