Era una identificación sin más y a punto estuvo de costarle la vida a dos guardias civiles del puesto de Callosa de Segura después de que el sospechoso le quitara el arma a uno de ellos y, según la denuncia, intentara disparar en dos ocasiones, algo que no logró pues no estaba montada. Después de agredir a los agentes logró marcharse aunque finalmente fue detenido al cabo de unas horas. Él, en la declaración judicial, niega la gravedad de los hechos. Ahora está en prisión comunicada y sin fianza. La Fiscalía quiere que los hechos se sigan por un delito de tentativa de homicidio y no por unas meras lesiones, según ha podido saber INFORMACIÓN. Al menos uno de los guardias ha estado de baja por las lesiones sufridas que precisaron su traslado al Hospital Vega Baja en una ambulancia. Su compañero también recibió asistencia médica. La Comandancia ha abierto una investigación para el completo esclarecimiento de lo ocurrido.

Los hechos ocurrieron el 7 de abril cuando una llamada, sobre la 1.20 horas, advertía sobre la presencia de un sospechoso, en bicicleta, en las inmediaciones del supermercado Consum, zona en la cual se habían registrado varios robos en el interior de vehículos. Una patrulla se trasladó al lugar localizado en las inmediaciones a un hombre que respondía a la descripción, sin documentación, pero con una hoja en la que aparecía su supuesto nombre, cuyas iniciales son T.B. Tiene 28 años. En el cacheo, que se produjo sin incidencia alguna, los agentes encontraron en uno de sus bolsillos una punta de diamante, una herramienta que se puede utilizar para fracturar cristales. Los agentes, entonces, decidieron proceder a su arresto y solicitar una patrulla de la Policía Local para que se hiciera cargo de la bicicleta. A partir de ahí comenzó el problema.

El sospechoso intentó irse y como no lo dejaron, a continuación, arrancó el espejo retrovisor de un vehículo estacionado que utilizó, según el atestado, para arremeter contra la cabeza de uno de los guardias civiles con tanta virulencia que este cayó al suelo. El compañero sacó la defensa para intentar que depusiera su agresión. En ese instante, esta persona se revolvió contra el segundo guardia golpeándole con los puños y este vociferó a su compañero: «¡Dale, dale, que me mata!». El sospechoso también atacó nuevamente a este, que ante la lluvia de golpes se cubrió con los brazos el rostro y la cabeza sin darse cuenta, siempre según la denuncia, que su agresor intentaba cogerle la pistola del cinturón. Su compañero, que volvió en su ayuda, entonces le advirtió: «¡Cuidado, cuidado, te está cogiendo la pistola!», lo que finalmente logró. De hecho, le apuntó con ella sobre el torso.

Desprotegido

El agente se encontraba indefenso y tumbado boca arriba. En un gesto reflejo, el guardia se aferró a la parte delantera del arma para que éste no pudiera montarla, a pesar de lo cual pudo escuchar cómo el sospechoso accionaba el gatillo y cómo en al menos dos ocasiones el martillo golpeó contra el armazón. "Hecho inequívoco de que se estaba presionando sobre el disparador con intención de hacer fuego (a bocajarro) contra el torso del agente, el cual se encontraba a escasos centímetros del arma", dicen en el informe.

El otro guardia usó su defensa para golpearle el antebrazo y la pistola salió volando. El sospechoso aprovechó para huir no sin antes agredir al agente que le había desarmado. Instantes después llegó la patrulla de la Policía Local que había sido solicitada para llevarse la bicicleta. Se dio una batida por los alrededores sin llegar a localizarlo. Horas más tarde se le detuvo en la vivienda.