Las obras para construir un muro de hormigón y metal en el privilegiado espacio natural de Cala Ferrís avanzan a un ritmo vertiginoso. Los propietarios del terreno no dan marcha atrás a pesar de las protestas de los vecinos de la zona, que denuncian el impacto paisajístico que supone. Saben que no tienen mucho tiempo para frenar los 700 metros lineales de muro que separan ya lo privado de lo público. Así, desde la plataforma «Salvemos Lo Ferrís» buscan una solución rápida y satisfactoria para todas las partes, vecinos, Ayuntamiento y propietarios. Siguiendo el ejemplo de la vecina Orihuela, donde el Ayuntamiento acordó la permuta de los terrenos de Cala Mosca, otra zona virgen de construcción del litoral, por otros urbanizables, pretenden que en Torrevieja se alcance un acuerdo similar.
Jardín
Uno de los miembros de la plataforma, Román Jiménez, considera que «lo más normal es que la empresa llegue a un acuerdo con el Ayuntamiento para permutar esos terrenos protegidos y donde no van a poder construir nunca, por otros urbanizables en otra zona de Torrevieja».
A los vecinos no les ha gustado que la mercantil acudiera el pasado fin de semana a negociar con el Ayuntamiento la cesión del palmeral y las dunas a cambio de dejarles construir varias torres a 300 metros del mar. «Quieren poner presión sobre el alcalde porque muchos dirán que llegue a ese acuerdo, pero, si lo hace, el palmeral se convertirá en el jardín de la urbanización y no será público». Y se muestran satisfechos con la negativa que les dio el alcalde de Torrevieja. «Han echado un órdago y no les ha salido», señala el portavoz de «Salvemos Lo Ferrís».
La plataforma ha enviado un escrito a la Generalitat recordando que los terrenos que atraviesa la Cañada Real son inembargables y pertenecen a la autonomía. Los vecinos han convocado una simbólica protesta el domingo en la que irán disfrazados de piratas.
