Fue prácticamente en el mismo instante en el que Brasil marcaba el 2-1 a Croacia cuando el presidente de la Junta Central de Moros y Cristianos levantaba una sesión en Orihuela quizá tan polémica como el penalty que despejó el triunfo de la selección carioca. Como esa victoria, las consecuencias que ayer pasadas las 23.30 horas leyó en un comunicado Isidro Hernández, el portavoz del colectivo que agrupa a 2.500 festeros en Orihuela, dará mucho que hablar porque, en el peor de los casos, los 18 presidentes estarían dispuestos a plantear a sus asociados en referéndum dejar al municipio sin fiestas. Hacerse el «harakiri» en aquello que más quieren y renunciar a toda la inversión ya hecha de miles y miles de euros y a una ilusión que muchos ven a la vuelta de la esquina (faltan cinco semanas) y por la que suspiran todo el año.

Y ese es el titular de una larga velada que precisó de dos horas y media de discusiones a puerta cerrada porque muchos no lo veían tan claro; de hecho, el ala que triunfó anoche en esa discusión es aún más radical que la que encabeza el propio presidente, Antonio Manuel García Alcocer, porque aunque por la cabeza de éste nunca hubiera pasado la suspensión de las Fiestas de la Reconquista -eso dijo a los periodistas el miércoles-, lo que anoche se aprobó, para el peor de los casos, es eso: que los 2.500 festeros voten quedarse sin fiestas. Quizá un imposible, un pulso inútil o excesivo entre presidentes y Ayuntamiento, en el que anoche venció el ala más política o radical o, si se quiere, aquella que no entiende cómo ediles del equipo de gobierno -prioritariamente la de Festividades, Carolina Gracia; y el de Urbanismo, Antonio Zapata- han podido autorizar a sus espaldas a una asociación de exfesteros para instalar en suelo público una kábila justo en el inicio del desfile y al lado de sus excompañeros y cuando, además, consideran que las Fiestas de la Reconquista son de ellos y solo de ellos. Sin injerencias externas. Y eso es algo sobre lo que algunos no están dispuestos a cambiar su discurso.

Sin políticos

Ayer no acudió a la reunión la concejala de Festividades, quien es miembro de pleno derecho, cuando todo hacía indicar que anoche era el momento para resolver el problema; ni el otro cargo político con peso en este órgano de dirección, el edil del PP, Dámaso Aparicio (tesorero). Ambos se excusaron para evitar malentendidos, algo que en el caso de la socialista hasta fue agradecido ayer por Hernández y García Alcocer, para evitar, dijo el primero, más tensión a la que ya se acumula.

Ahora, los festeros tienen una hoja de ruta que abrieron anoche y en la cual dibujan dos vías para conseguir que el Ayuntamiento dé su brazo a torcer. Una es la del recurso, que tiene muy pocos visos de prosperar pues los ediles del equipo de gobierno difícilmente se van a desdecir de aquello firmado y suscrito por miedo, entre otras cosas, a querellas de la otra parte: la Asociación Cultural Moros Beduinos, que después de años esperando este momento cree que ha llegado: celebrar sus fiestas, en fiestas, pero al margen de las fiestas. De hecho y aunque no se mencionó ayer, la impronta que en este colectivo genera el responsable de la Policía Local, el intendente-jefe Pomares, no pasa desapercibido para los presidentes de Moros y Cristianos que el lunes esperan tener papeles presentados en el Ayuntamiento contra él.

La segunda vía que se aprobó anoche es la que en el peor de los casos pasaría por dejar a Orihuela sin fiestas. «No es una chantaje ni una coacción», llegó a decir Hernández a los periodistas porque antes de eso se plantearían dar de lado a aquellos actos de carga más institucional, como serían los del Día del Pájaro, el 17 de julio, donde el Ayuntamiento cobra todo su protagonismo y los concejales, de uno y otro color, se integran en las fiestas hasta confundirse bajo la bandera de guerra que simboliza a las fiestas y a la ciudad.

Y esa medida sería perfecta si no fuera porque el único candidato para coger el pendón es uno de los que ayer estuvo presentes y más activos en la reunión: el expresidente de Moros y Cristianos, Antonio Franco, quien ha sido propuesto por el PP y CLr para el cargo, algo insólito que no cuenta con el plácet del equipo de gobierno, entre otros motivos, porque está imputado por el Brugal y no están por la labor de dar honor y distinción a alguien que consideran no se lo merece antes de limpiar su nombre. Y si hablamos de limpiar, los presidentes quizá anoche se lavaron las manos cuando dijeron que si no hay fiesta no sería una decisión de ellos sino de toda la familia festera. Ayer, con ello, parece que se ha abierto otra guerra y nadie sabe cuántos bandos habrá enfrentados.