El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tuvo que salir ayer en persona para apuntalar la posición de la cúpula del PP sobre la moción de censura en Orihuela: la diputada Mónica Lorente imputada la operación Brugal y procesada por las obras de una plaza que se adjudicaron con posterioridad a la inauguración no tendrá, en ningún caso, su aval para encabezar la moción de censura que el PP trata de impulsar contra el «bipartito» conformado por Los Verdes y los socialistas. «Estoy convencido de que ni encabezará la lista del Partido Popular, ni será propuesta. Ella es consciente de su situación», subrayó el presidente de la Generalitat que, en el fondo y en la forma, fue muy claro. No se moverá ni un ápice. Está seguro, a pesar de las críticas internas, de que la única manera de recuperar la credibilidad de los ciudadanos pasa por la firmeza frente a las investigaciones por corrupción que afectan al PP.

Durante la comparecencia para hacer balance de sus dos años de gobierno al frente de la Generalitat, el jefe del Consell reforzó el criterio que, hasta ahora, ha mantenido la dirección provincial que lidera José Císcar y la regional a través de Serafín Castellano: la cúpula popular está dispuesta a dar luz verde a un cambio en la alcaldía de la capital de la Vega Baja pero sin que, en ningún caso, pueda liderar el cambio un concejal imputado, como ocurre con Lorente y con otros tres ediles populares oriolanos. A preguntas de los periodistas, el jefe del Consell dejó muy claro el camino a seguir con una reflexión en la que, incluso por momentos, recurrió a la ironía. «Mónica Lorente es una persona que tiene experiencia sobrada en la vida política. Y es consciente de cuál es su situación y de que está inmersa en procesos judiciales», dejó caer Fabra sobre los sumarios que la diputada provincial tiene pendientes en los tribunales. «Es tan consciente», continuó el presidente de la Generalitat con su tesis, que «cuando se hizo la renovación de la Junta Local, ella no se presentó». Efectivamente, Lorente dejó paso a la también edil Pepa Ferrando en diciembre. En ese momento ya estaba vigente la «línea roja» de Fabra de apartar a los imputados de los cargos más importantes del escalafón popular.

«Estoy convencido de que esa manera de entender la vida pública remachó el líder regional de los populares y también su compromiso con los ciudadanos de Orihuela y el PP, van a hacer que Lorente, en caso de que salga adelante la moción, no será la que encabece la lista del PP. Ni que sea propuesta como alcaldesa». «Es por estas condiciones», dijo, y «no porque algunos digan que hay que obligarle a tomar una decisión que ella no quiere» es por las que Fabra dio por hecho que la situación se acabará resolviendo sin problemas. «Es una persona consciente de su situación y comprometida con el muncipio y con el PP desde hace muchísimo», repitió.

Con esta intervención del presidente de la Generalitat, la pelota queda en el tejado de Mónica Lorente. La cúpula popular, al menos a priori, tiene bien atado a Antonio Rodríguez Barberá, el concejal que rechaza rubricar el voto de censura y que, por tanto, bloquea el acceso de la diputada a la Alcaldía. Pero, en el momento en el que el PP de Orihuela eligiera un candidato alternativo y que no estuviera imputado,el jefe del Consell levantaría de inmediato el veto y facilitaría el cambio de gobierno. Pero lo cierto, por ahora, es que ese mecanismo continúa completamente bloqueado.